Por Valentin Piña del Rosario
En los últimos días, la sociedad dominicana se ha visto estremecida por acontecimientos de violencia que preocupan a toda la población y pienso que debe obligarnos a hacer cualquier acción que nos libre de este flagelo.
Un hombre mata a su pareja, a su amante y a un seguridad y por poco mata a su propio hijo en un residencial de Monseñor Noel, en Elías Piña, Rafael Feliz Cabrera, alcalde pedáneo le quitó la vida a tres personas incluyendo un niño de seis meses y dejó otras dos gravemente heridas en busca de supuesta venganza. Una mujer ultima de una estocada a su expareja; habían procreados dos hijos en San Pedro de Macorís.
Los tres hechos se producen en un espacio menor a 72 horas, lo que mueve a preocupación nos obliga a hacer nuestra parte para cambiar el rumbo de esta historia.
Yo propongo que cada familia enarbole el lema en sus casas “NO QUIERO PERSONAS VIOLENTAS AL LADO DE MI FAMILIA” y que este postulado no sea solo retórica, que se promueva desde el respeto al hablar, la prudencia al dirimir diferencias de cualquier género.
Y tomémoslo en serio, si estoy en un sitio donde hay discusiones sin controles, vámonos de ahí, no es miedo, es salvaguardar nuestra integridad.
Si usted mismo está sintiendo que esta alterado, como quiera váyase del lugar, y procure retomar el tema cuando la ira no exacerbe, e inicie con un “Quiero que conversemos sobre tal cosa pero conversar” recuerde que hay una posibilidad de que usted no tenga la razón y se pueden perder amistades valiosas y hasta la vida, muchas veces con desacuerdos en donde perder o ganar nada aporta a ningunas de las partes.
Este es mi lema y por favor hagámoslo nuestro y no sigamos tiñendo de sangre nuestro país.
Una de las cosas que adorna a los dominicanos es que no somos agresivos, es más, nos sitúan entre los países más amables y hospitalarios del mundo, está en cada uno el no cambiar esa imagen, ni para los extranjeros, ni para nativos.
Pongamos nuestro granito de arena, no es difícil y nos hará sentir muy bien contribuyendo a bajar los niveles de violencia que, aunque lo hemos sentido, en los últimos días, no son parte de nuestra conducta.
“No quiero personas violentas al lado de mi familia”
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