Lina Meruane denuncia que la prensa presta «muy poca atención» a la situación palestina

Madrid, 5 jun (EFE).- La escritora chilena Lina Meruane señala que la prensa siempre prioriza lo “nuevo y brutal”, por lo que la situación de Palestina, al ser una historia muy larga, siempre queda en segundo plano, sobre todo comparado con otra “guerra de invasión reciente” como la de Ucrania.

Meruane (Santiago de Chile, 1970), una de las escritoras en español más reconocidas de la actualidad, cuyas obras han sido traducidas a doce idiomas, presentó recientemente en la Casa Árabe de Madrid «Palestina en pedazos», que reúne los tres libros que ha publicado sobre este tema.

Su gran obra palestina se inició cuando, en el año 2012, decidió visitar el lugar desde donde sus abuelos paternos tuvieron que salir hace más de un siglo por la ocupación del imperio otomano, para tratar de entender el conflicto reciente entre israelíes y palestinos y lo que había significado ese «tránsito migratorio».

LA NECESIDAD DE «CONTEXTUALIZAR» EL CONFLICTO

Según la escritora, que también trabajó de periodista durante diez años, uno de los problemas es que todo lo que se cuenta en los medios sobre el conflicto palestino-israelí son fragmentos pequeñitos y titulares, por lo que el objetivo de sus libros fue «contextualizar» la situación del presente.

«La prensa le presta muy poca atención a esta situación y, además, la comunidad palestina está muy mal vista porque Israel domina el relato al ser el país ocupante. Es un tema que cuesta mucho poner en noticias», señala en una entrevista con EFE.

La novelista argumenta que las noticias siempre priorizan lo «nuevo y lo brutal», por lo que la situación de Palestina, al ser una historia muy larga, siempre queda en segundo plano, sumado a que la violencia que ejerce Israel no es «espectacular», sino «sostenida en el tiempo».

«La diferencia con Ucrania (invadida por Rusia) es que ésta es una situación nueva, de enorme violencia y que, además, los ucranianos son blancos y están más cerca geográficamente, por lo que los europeos se identifican más con ellos», opina.

Para ella, básicamente, son las redes sociales las que están haciendo el trabajo de que no se olvide lo que sucede en Palestina, de seguir informando y denunciando todo lo que ocurre.

«Por otro lado, muchos escritores estamos mirando la situación palestina también como un ejemplo, como una tendencia de ultraderechización de muchos países que tienen la idea de que ciertos grupos pueden apropiarse ilegítimamente de las tierras de otros y no va a pasar nada», advierte también la autora chilena.

«¿USTED NO CONOCE SU TIERRA?»

«Palestina en pedazos» es la gran obra de la escritora; decidió llamarla así por su estética «fragmentaria», pero también porque refleja la propia realidad del territorio y la historia palestina, que está en este momento «totalmente atomizada».

La idea surgió a raíz de un encuentro con un taxista de origen palestino en Nueva York, que le inquirió: «¿Usted no conoce su tierra?», lo que le hizo plantearse por primera vez la idea de viajar al lugar de sus antepasados.

«Escribí el libro -explica- para entender el problema, quién era mi familia, de dónde habían venido, qué había significado ese tránsito migratorio… Pero luego fui alargando mi investigación para entender bien el contexto histórico y cómo se había hablado de esa situación».

Además, comenta que es muy distinto haber leído sobre una situación que estar ahí, ya que cuando uno lee los periódicos, tiene cierta «distancia y protección emocional» sobre lo que sucede en otra parte del mundo.

«Sin embargo, el estar ahí me dio -prosigue- una medida afectiva, física e intelectual sin distancia, y eso para mí marcó una transformación en mi manera de pensar. Me dio una visión mucho más real de lo que significa el día a día de esa vida, de la vida que me podría haber tocado si mis abuelos no hubieran migrado», concluye.

«Palestina en pedazos» está formada por «Volverse Palestina» (2013), publicada tras su primera visita a la tierra de sus antepasados; el segundo, «Volvernos otros» (2014), donde expone cómo los israelíes han usado el lenguaje para legitimar la creación del Estado de Israel; y, por último, «Rostros en mi rostro» (2018), donde reflexiona sobre el valor de la identidad.


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