Por Rommel Santos Diaz
Los principios fundamentales de la Declaración de Paz y Cese de Guerras consisten en reconocer que todo miembro de la familia humana disfruta de la dignidad humana y de derechos iguales e inalienables, y que estos derechos representan un principio necesario para la preservación de la libertad, la justicia y la paz en todo el mundo.
La Declaración de Paz y Cese de Guerras reafirma la fe en los derechos humanos, en la dignidad y el valor del ser humano, en la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, en la promoción del progreso social y la mejoría de los estándares de vida para la gente y las futuras generaciones, y la necesidad de facilitar la coexistencia pacífica entre las religiones, las creencias y las etnias del mundo.
Para el contexto de América Latina y el Caribe es importante destacar que la Declaración de la Paz y Cese de Guerras reconoce que el principio de la igualdad de derechos y la libre determinación de las personas constituye una contribución significativa al derecho internacional contemporáneo, y que su aplicación efectiva en los países de la región es de primordial interés para Cultura Celestial, Paz Mundial, Restauración de la Luz (HWPL).
En la Declaración de la Paz y Cese de Guerras se establece como una cuestión de principio general que las condiciones bajo las que la justicia debe operar debe prevalecer el respeto a las obligaciones derivadas del derecho internacional, de conformidad con un espíritu común en el plano religioso a todas las religiones y a las reglas del derecho internacional , incluidos los derechos fundamentales garantizados; a proceder con la acusación y la sanción de actos de violencia graves y sistemáticos
El objetivo fundamental de Cultura Celestial, Paz Mundial, Restauración de la Luz (HWPL) es lograr que los Estados miembros de la Organización de las Naciones Unidas se aboquen a adoptar la Declaración de la Paz y Cese de Guerras y que la misma sea respetada por todos los Estados del mundo.
Los Estados en sus relaciones internacionales deben abstenerse de hacer uso de la amenaza o de la fuerza militar contra la integridad territorial o la independencia política de cualquier Estado, o de cualquier otra forma incompatible con los propósitos de la Carta de las Naciones Unidas o el derecho internacional general.
En la Declaración de la Paz y Cese de Guerras (DPCW) los Estados deben asegurarse de que las armas de destrucción masiva, capaces de causar sufrimiento general e innecesarios, y armas incompatibles con el derecho internacional humanitario, sean desmanteladas o destruidas. En ese orden todas estas medidas de destrucción y desarmes deben servir para propósitos beneficiosos para la humanidad.
Otra cuestión de principios de la Declaración de la Paz y Cese de Guerras (DPCW), consiste en que los Estados deben tener en cuenta la igualdad soberana, y procurar consultar a todos los demás Estados sobre la base del respeto recíproco en relación a temas que le puedan concernir para resolver y evitar disputas que puedan surgir observando los derechos humanos y la dignidad humana.
Finalmente, la Declaración de la Paz y Cese de Guerras es un documento inspirador para los Estados miembros de la Organización de las Naciones Unidas para fortalecer los esfuerzos internacionales y fomentar un dialogo mundial en busca de una cultura de la tolerancia y de paz a todos los niveles, basado en el respeto a los derechos humanos y la diversidad de creencias religiosas.
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