Crean un marcapasos más pequeño que un grano de arroz

Médicos han creado el marcapasos más pequeño que un grano de arroz. Este microdispositivo, casi imperceptible a simple vista, promete cambiar el paradigma del tratamiento cardíaco, eliminando intervenciones quirúrgicas invasivas y aportando una nueva dimensión a la medicina bioelectrónica.

 Inyectable con una simple jeringa, se disuelve de forma natural en el cuerpo cuando ya no se necesita, dejando atrás la era de los cables y bisturíes.

Este marcapasos fue desarrollado por científicos de la Universidad Northwestern en colaboración con instituciones médicas de EE. UU., y los resultados preliminares fueron publicados en la prestigiosa revista Nature. El dispositivo ya ha sido probado con éxito en modelos animales como ratones, cerdos y perros, así como en tejido cardíaco humano in vitro.

¿Cómo funciona el marcapasos más pequeño del mundo?

A diferencia de los marcapasos tradicionales que requieren una cirugía para implantar electrodos, este nuevo dispositivo se introduce con una jeringa directamente en el tórax. Con un tamaño de apenas 1 mm de grosor y 3.5 mm de largo, funciona de manera inalámbrica mediante un parche colocado sobre el pecho del paciente.

Cuando el parche detecta una irregularidad en los latidos, emite una señal de luz infrarroja que activa el dispositivo. Esta luz guía al marcapasos en tiempo real, indicándole el ritmo exacto que debe inducir en el corazón, una tecnología revolucionaria basada en optoelectrónica.

Además, el dispositivo no necesita baterías convencionales: se alimenta a través de una célula galvánica que convierte los fluidos corporales en energía eléctrica. Una ingeniería tan elegante como eficiente.

Tecnología biodegradable: una revolución en la medicina cardíaca

Este marcapasos inyectable y biodegradable ha sido diseñado para disolverse de forma segura una vez que ha cumplido su función, lo cual reduce el riesgo de infecciones, rechazo y, sobre todo, elimina la necesidad de una cirugía para retirarlo.

Actualmente, los marcapasos temporales implican coser cables al músculo cardíaco, lo que puede provocar complicaciones durante la extracción. De hecho, Neil Armstrong, el primer hombre en pisar la Luna, falleció en 2012 debido a complicaciones derivadas de una cirugía de este tipo.

Gracias a esta innovación, los médicos podrían evitar situaciones similares en el futuro, mejorando la calidad de vida de miles de pacientes en recuperación tras una cirugía cardíaca.

Aplicaciones médicas del nuevo marcapasos inyectable

Aunque aún faltan entre dos y tres años para que comiencen los ensayos clínicos en humanos, las perspectivas son alentadoras. Los investigadores estiman que este dispositivo podría beneficiar al 1% de los recién nacidos que presentan malformaciones cardíacas congénitas y requieren un marcapasos temporal en sus primeras semanas de vida.

Del mismo modo, adultos que han sido operados del corazón podrían beneficiarse de este avance, evitando complicaciones postoperatorias ligadas a los dispositivos actuales. En este contexto, el marcapasos más pequeño del mundo representa un verdadero avance en estimulación cardíaca que podría salvar vidas con una intervención mínima y sin dejar rastro.

Un gran avance en la medicina bioelectrónica

El impacto de esta tecnología va más allá del ámbito cardiológico. Bozhi Tian, investigador en la Universidad de Chicago, no implicado directamente en el estudio, calificó el dispositivo como un “gran avance significativo”, señalando su potencial para otras áreas de la medicina como la regeneración nerviosa, la cicatrización de heridas e incluso los implantes inteligentes.

Con esta innovación, la ciencia médica entra en una nueva etapa: una medicina más precisa, menos invasiva, más humana. Porque a veces, los grandes cambios empiezan con cosas tan pequeñas como un grano de arroz.

salud180.com


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