Por Valentín Piña del Rosario
Habría de suponerse que la misión de Organización de las Naciones Unidas (ONU) debe ser la de regulador para la mejor convivencia entre los países signatarios que forman filas de la misma.
Los últimos acontecimientos y pronunciamientos de figuras importantes de la ONU en referencia a la situación haitíana y máxime lo que tiene que ver con la republica Dominicana, desdicen de esa realidad, más bien, pretenden que sea un dictado el cual debemos calcar al pie de la letra,
Ningún país del mundo le ha dado a los haitianos un trato más solidario y humano que los dominicanos, sin importar sus estatus de legalidad y eso se puede escribir en letra mayúscula, pero la agenda de la ONU pretende hacer creer a la comunidad internacional que somos abusadores.
Para nadie es un secreto que han sido los países grandes del hemisferio; Estados Unidos Canadá y Francia para solo mencionar tres, los que se han lucrado y aprovechado de la pobreza haitiana y que buscan su solución a través de otro país pobre; la republica Dominicana.
Nos acusan de todo, pero ellos son los santos corderitos que reciben a los emigrantes ilegales con besitos, y para que vean la realidad de lo que estoy diciendo busquen en You Tube la forma en que Estados Unidos los expulsa de su territorio, allá se llama defensa a la soberanía, de este lado se llama Xenofobia.
De Chile los echan y los hacen firmar un documento donde establecen que no pueden regresar a ese país en diez años, en Texas, los Estados Unidos los vaqueros los enredan y los devuelven hacia México y esta a su vez está creando las condiciones para sacarlos de la tierra de Juares.
Es imposible aceptar un campo de refugiados de haitianos en la parte este de la isla, por asuntos de costumbres y por el antagonismo histórico que subyace entre ambas naciones.
Pero les tengo la solución; Canadá tiene un territorio que sus 650 millones de habitantes pueden quintuplicarse y no ocupan su territorio, incluso estuvieron ofertando visas para poblarlo y hacerlo producir. Ahí está, cácense con la gloria, llévense para allá tres o cuatro millones de haitianos que por demás hablan francés y habrá solución doble.
Ahí tienen excelente oportunidad de ayudar si es verdad que eso es lo que quieren.
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