Ángel Lockward
En el mes de febrero del pasado año el presidente Abinader estaba en su mejor momento, lucía solo en el ring de la política nacional, entonces se parecía a su anuncio en chaqueta azul sin corbata y sonriendo; hoy parece estar contra las cuerdas. ¿Qué ha sucedido en los últimos doce meses?
Como indicativo de que las cosas iban a cambiar, su discurso ante la Asamblea Nacional fue contradicho por Abel Martínez en la tarde de ese día y, destruido por Leonel Fernández, pocos después; fue el primer cuestionamiento firme de la oposición que desde entonces ha venido minando la credibilidad del gobernante con éxito.
En contra de lo esperado y planificado por él, las discusiones de la oposición para una alianza municipal y dejaron sentado el Acuerdo político de la segunda vuelta en agosto pasado para la presidencial; el ajuste de las maquinarias partidarias para hacer realidad la alianza en los últimos meses en las calles y campos, funcionó bien.
La política de arrancar y frenar de las autoridades monetarias para controlar primero la inflación y luego las tasas de interés, dejó los precios altos y la calle sin dinero; sobre todo porque las disponibilidades puestas a disposición de la banca no llegaron al público llano, sino que sirvieron para cuadrar los libros de las entidades financieras y reducir el estrés a la banca mediana que, de otra forma, habría cerrado en rojo por el costo de las captaciones de principios de año, con los primeros RD$60 mil millones y reducir el costo financiero de los grandes clientes con los RD$34 mil millones entregados inmediatamente después; a la gente de la calle no le llegó casi nada, por ese motivo los pronósticos de los economistas, fracasaron y el PIB creció apenas un 2.4%.
El último cuatrimestre del año 2023 y el primer mes del 2024 han sido de movilización política entusiasta y quedó evidenciado que la oposición tomó las calles; igualmente ha sido obvia la frialdad con que reciben en los barrios al Gobierno a pesar de la madera y zinc que están repartiendo. La gente se tira a la calle alborotada cuando pasa Leonel y muestra alegría, aunque en menor medida con Abel; la caravana del presidente Abinader en Cienfuegos y en San Juan, son buenos ejemplos de frialdad, aunque no los únicos.
En esta etapa que acusa cierto cansancio en el Gobierno, los continuos traspiés en materia legislativa que afectan intereses y derechos fundamentales también han causado daños políticos a la candidatura del PRM; recordemos la Ley de Tasa Cero para destruir la producción nacional, el inexplicable contrato de Aerodom y, desde luego, la Ley de la DNI rechazada por el 99% de la ciudadanía y de sus instituciones: en otro tiempo ya habría sido convocado el Congreso Nacional, extraordinariamente, y el Ejecutivo presentado el anteproyecto de derogación de esa ley infausta.
Si la aplicación de esa Ley, en la que Luis dice “no haber intervenido” no obstante haber firmado el oficio de remisión al Congreso Nacional el 21 de junio del 2021 y de rubricar la promulgación el pasado mes que sigue vigente, genera pánico, otra señal en contra de la institucionalidad continúa siendo el intento de coger por la mala, el Colegio de Abogados, desacreditando para ello al Tribunal Superior Electoral: Esos dos ruidos han debido ser silenciados.
El deterioro alarmante de los servicios públicos, entrando a la recta final de la Administración y el desorden profetizado por Balaguer en ella, ya no es imputable a la pandemia ni a la inexperiencia, sino a la incompetencia más absoluta y, la población empieza a resentirse, no solo por la inseguridad en las ciudades, sino en las carreteras y autovías en donde el MOPC anterior ofrecía un excelente servicio y, en el 911 piedra angular de asistencia a los más pobres, entre otros.
Si bien la queja general es que un plátano cueste RD$40.00 y siendo productores de azúcar, una libra parda alcance los RD$45.00, esa no es la única, se suma la energía cara, los combustibles, el transporte y el desempleo. Todos problemas reales negados por las autoridades. Negar la verdad y vender sueños parece la tónica de la Administración.
La proliferación de medidas adoptadas supuestamente en “aras” de la transparencia, como la de la publicidad, lucen burlescas, puesto que un gasto de RD$8 mil millones no puede ser escondido, como tampoco los equipos de transporte de instituciones del Estado transportando canastas o tarjetas sin nombre para cena de Navidad, guardadas para las elecciones del 18 de febrero en contravía con la Ley.
Estas elecciones generales municipales, las primeras con voto directo para regidores, alcaldes, directores de juntas y vocales, serán un pandemónium, la Junta Central Electoral será sobrepasada por la cantidad material de operaciones y de acuerdos con equipos que probaron no ser eficaces, con cientos de impugnaciones ante un Tribunal Superior Electoral sin crédito y, todos los partidos y alianzas se proclamarán ganadores, unos como el PRM por la cantidad de alcaldías, aunque sean minúsculas, otros como el PLD por obtener algunas de las más grandes con apoyo verde y la FP por multiplicar geométricamente las que tiene: pero una cosa es clara, el PRM será el perdedor porque logró unir a la oposición y en votos, esta obtendrá mejores números que, en todo caso, son inferiores a sus simpatías presidenciales.
El Gobierno de Luis Abinader ha sido errático desde el principio pero tenía dos cuestiones a su favor, el Presidente es trabajador –decían algunos– y la gente que le creía prefería echar la culpa a sus funcionarios. La ciudadanía le dio el beneficio de la duda; hoy ya muy pocos le creen y, no pocos empiezan a temerle.
En consecuencia, no es importante si él le jura a mi amigo el general Zorrilla, diciendo que sí o que no a nombrarle, ahora y después, la gente piensa que lo único seguro es que en cualesquiera de los dos casos, no le cumplirá y, por eso, hasta el general prefiere apoyarlo desde la sombra de una mata de mango, cogiendo fresco.
Este 27 de febrero, en su último discurso de rendición de cuentas, el panorama es distinto, ya no tiene la imagen luminosa de hace un año, pocos creen sus estadísticas, nadie a sus anuncios y la oposición, que está en salsa, le responderá por segunda vez, sabiendo que está contra las cuerdas y ya las encuestas amigables, no convencen a amigos ni a adversarios.
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