“Te amamos, sigue bailando con los ángeles”.
Esas fueron las palabras de la madre de Georgia Brooke a la salida de un tribunal británico, luego de que hace unos días la justicia determinara que la joven de 26 años murió asfixiada accidentalmente por su novio durante una relación sexual.
«Con demasiada frecuencia termina en consecuencias fatales», dijo un funcionario judicial forense al describir el peligro de practicar la asfixia erótica.
Esta consiste en obstruir en cierta medida la respiración de la pareja o la propia (autoasfixia erótica) para obtener placer sexual.
Aunque habitualmente no tiene un desenlace fatal, esta práctica durante las relaciones sexuales puede dejar secuelas físicas, cognitivas y psicológicas, dicen los expertos.
Hay muy pocas investigaciones científicas dedicadas al análisis de este fenómeno en el mundo, pero algunos estudios arrojan luces sobre cómo se manifiesta en distintos países.
Una práctica común entre los jóvenes
Investigadores de la Universidad de Hamburgo y la Universidad Técnica de Ilmenau publicaron este 2024 un estudio sobre prácticas de sexo violento consensuado en Alemania (incluyendo acciones como azotar, tirar el cabello,o asfixiar).
Descubrieron que cerca de un 40% de los adultos menores de 40 años han incorporado alguna de estas prácticas en sus relaciones sexuales y que los hombres suelen asumir un rol activo.
Otro estudio de 2023 de la Universidad de Reykjavik, en Islandia, arrojó que el 44% de los encuestados informó haber practicado asfixia erótica (mayoritariamente en el segmento entre los 18 y los 34 años).
Estos hallazgos indican que los adultos más jóvenes son los que más practican la estrangulación erótica.
Un estudio de 2024realizado por investigadores de la Universidad de Melbourne y la Universidad de Queensland, señaló que cerca del 50% de los jóvenes universitarios en Australia ha practicado alguna vez la asfixia sexual.
“Con el porno online, el sexo se ha vuelto más violento entre jóvenes y adolescentes”
Una de las principales investigadoras sobre el comportamiento sexual en Estados Unidos, Debby Herbenick, detectó un rápido aumento de esta práctica entre los jóvenes de su país.
“Esto es muy preocupante”, dijo en diálogo con BBC Mundo la académica de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Indiana y autora de cinco libros y más de 200 investigaciones.
En un estudio a nivel nacional, Herbenick y su equipo constataron que un 40% de las mujeres estadounidenses entre 18 y 24 años han sido asfixiadas durante una relación sexual.
Y en un estudio centrado específicamente en jóvenes universitarios (que cursan sus primeros años de estudios), un 42% informó haber sido asfixiado en un encuentro sexual.
Uno de los hallazgos más reveladores de ese estudio es que, en el caso de las mujeres universitarias, casi un 60% reconoció haber sido asfixiada.
Esta práctica solía ser poco común, relata Herbenick, pero esto ya no es así.
“Con el porno online, el sexo se ha vuelto más violento entre jóvenes y adolescentes”, dice la experta.
La asfixia erótica forma parte de la pornografía, explica Herbenick, pero también está en redes sociales como TikTok, Instagram y Snapchat, y hasta en las letras de las canciones.
Sin embargo, por la manera en que funcionan los algoritmos en internet, es muy probable que los adultos mayores no vean estos contenidos en sus redes sociales. Eso hace que se vuelvan invisibles, explica, pero ciertamente están ahí para los jóvenes.
“No es que antes no existiera la pornografía, pero ahora es muy fácil acceder a esos contenidos”, comenta la investigadora.
El año pasado se difundió un informe que mostraba que la edad promedio de acceso de los niños a la pornografía es de 12 años.
“Es cierto que algunos llegan a eso de manera accidental, pero otros lo buscan”, agrega la autora del libro “Yes, your kid: What Parents Need to Know About Today’s Teens and Sex” (“Sí, tus hijos: lo que los padres necesitan saber sobre los adolescentes y el sexo de hoy”).
Herbenick asegura que el sexo con violencia no era una práctica habitual hace 20 años. “La generación anterior no creció con teléfonos inteligentes, ni redes sociales, ni compartiendo fotos de desnudos”.
La experta señala que en el pasado la asfixia erótica solía practicarla un grupo reducido de personas para aumentar el placer sexual.
Pero ahora, muchos jóvenes la practican porque asumen que es lo más común, y que si todos los demás lo hacen, ellos también tienen que hacerlo.
“Les guste o no, creen que así es el sexo”, señala Herbenick.
El impacto en la salud
Si bien es excepcional que la asfixia erótica provoque la muerte y se pueden tomar precauciones para que sea lo más segura posible, sí podría dejar secuelas graves como daño cerebral, problemas cognitivos y trastornos de salud mental.
Quienes la practican, experimentan falta de oxígeno en el cerebro (hipoxia) que puede generar daños neuronales.
Cuanto mayor es el tiempo sin oxígeno, mayor puede ser el daño causado a nivel cerebral.
Si la falta de oxígeno es muy prolongada, aparece una coloración azul en la piel que suele ser más evidente en los labios y la yema de los dedos.
Muchos creen que el verdadero peligro se da cuando la persona pierde la conciencia durante la asfixia erótica.
Sin embargo, aquellos que han sido asfixiados pueden sufrir una lesión cerebral traumática aunque hayan permanecido conscientes todo el tiempo.
En el largo plazo, es posible que aparezcan problemas cognitivos relacionados con la memoria o la capacidad de discernimiento y, a nivel psicológico, quienes han experimentado falta de oxígeno en el cerebro pueden manifestar cuadros depresivos, ansiedad y otro tipo de trastornos mentales.
Los problemas más típicos derivados de la asfixia erótica suelen ser dolor de cabeza, dolor de cuello, aturdimiento o zumbido en los oídos.
También pueden presentarse dificultades en la visión, falta de control en los movimientos, agitación, confusión, somnolencia, contracciones musculares y hasta convulsiones.
Es importante tener en cuenta, advierten los neurólogos, que las células cerebrales comienzan a morir a los pocos minutos desde que se ha interrumpido el oxígeno, razón suficiente para establecer que la asfixia sexual no es un juego.
“Me asfixiaron durante el sexo”
Cuando tenía 23 años, denunció haber sido víctima de actos de violencia no deseados durante relaciones sexuales consensuadas en tres ocasiones separadas y con hombres diferentes.
Según le dijo a la BBC en 2019, en una ocasión, un hombre le dio bofetadas y puso las manos alrededor de su cuello con la intención de asfixiarla.
«Estaba sorprendida», contó. «Me sentí extremadamente incómoda e intimidada. Si alguien te abofeteara o quisiera asfixiarte en la calle, eso sería un ataque».
Una de sus parejas, recuerda, la agarró con sus manos con tanta fuerza que le dejó marcas y dolor durante días.
«Sé que algunas mujeres dirán que les gusta eso. Lo problemático es cuando los hombres suponen que a todas las mujeres les gusta».
No fue hasta que Anna habló con sus amigas sobre el tema, que se dio cuenta de lo común que eran esas situaciones.
Por encargo de la BBC, la compañía de investigación Savanta ComRes realizó un estudio entre 2.000 mujeres de Reino Unido de 18 a 39 años.
Los resultados, publicados a fines de 2019, arrojaron que más de un tercio (38%) de las encuestadas, dijeron haber sido amordazadas, escupidas, asfixiadas o abofeteadas durante un encuentro sexual consentido.
De las mujeres que experimentaron alguno de estos actos, consentidos o no, el 20% dijeron sentirse incómodas o atemorizadas.
Tras la publicación de la encuesta, el Centro para la Justicia de la Mujer le dijo a la BBC que las cifras mostraban la «creciente presión sobre las mujeres jóvenes para que den su consentimiento a actos violentos, peligrosos y degradantes».
«Es probable que esto se deba a la amplia disponibilidad, normalización y uso de pornografía extrema», agregó la organización.
El estudio también sugirió que, de aquellas mujeres que habían experimentado sexo con violencia, el 42% se sintió presionada, obligada o forzada a hacerlo.
A raíz de estos hallazgos, Steven Pope, psicoterapeuta especializado en sexo y relaciones amorosas, dijo que en su consulta debe lidiar constantemente con el impacto negativo del aumento de actos de este tipo.
«Es una epidemia silenciosa. La gente lo hace porque piensa que es la norma, pero puede ser muy dañino».
En muchos casos, agregó, degrada la relación y, en el peor de los casos, la violencia se vuelve aceptable.
«La gente viene a mí cuando el estrangulamiento o la asfixia sobrepasaron el límite y estuvieron inconscientes durante mucho tiempo», sostiene Pope.
Ese tipo de situaciones puede tener consecuencias muy graves.
Por eso, recomiendan los especialistas, es mejor evitar la asfixia al tener relaciones sexuales.
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