MOSCÚ (Reuters) – El presidente ruso, Vladimir Putin, disfrutaba el lunes de su reelección tras una aplastante victoria en las urnas que extenderá su mandato del país más grande del mundo por otros seis años, en momentos en que sus relaciones con las potencias de Occidente se vuelven cada vez más ásperas.
En un discurso tarde por la noche cerca de la Plaza Roja, Putin dijo a una muchedumbre que lo vitoreaba que interpretaba su victoria como un voto de confianza sobre lo que ha logrado en los últimos años ante condiciones difíciles.
“Es muy importante mantener esta unidad”, declaró, antes de llevar a la multitud a gritar “¡Rusia!” en reiteradas oportunidades. Posteriormente, declaró en una reunión de partidarios que se avecinan tiempos difíciles, pero que Rusia tiene una oportunidad de lograr “un avance”.
Respaldado por la televisión estatal, el partido oficialista y acreditado por un índice de aprobación cercano al 80 por ciento, el mandatario no enfrentaba alguna amenaza creíble de sus siete contendores.
Su rival más cercano, el candidato del Partido Comunista Pavel Grudinin, obtuvo un 11,8 por ciento de los votos, según resultados casi finales, mientras que el nacionalista Vladimir Zhirinovsky se quedó con un 5,6 por ciento.
Al principal expositor de Putin, el activista anticorrupción Alexei Navalny, se le prohibió postular a la elección.
Cifras casi definitivas muestran una participación de 67,47 por ciento en la elección, poco menos que el 70 por ciento al que apuntaba el Gobierno, según medios rusos, antes de los comicios.
Las relaciones de Moscú con las potencias de Occidente se han deteriorado casi al nivel visto tras la Guerra Fría, pues las naciones están enfrentadas en temas como la guerra en Siria, la situación en Ucrania, acusaciones de intromisión rusa en las elecciones de Estados Unidos en 2016, ataques informáticos y el envenenamiento en Reino Unido de un exespía ruso y su hija.