Rosa Chupany afirmó que la medida ideal no sería militarizar los centros de salud, sino implementar protocolos de acceso a los hospitales.
Entre las medidas que propuso figuran la instalación de cámaras de seguridad en las áreas que aún no disponen de estos dispositivos de vigilancia, además de un reforzamiento de la seguridad para velar por la integridad del personal médico, pacientes y familiares.
El hecho más reciente de utilización de la burundanga es el de tres médicos residentes de primer año en el hospital Salvador B. Gautier, Distrito Nacional, la mañana del pasado sábado. Las víctimas fueron entrevistadas ayer por una comisión designada por la Policía Nacional para investigar ese hecho y dar seguimiento a los otros casos denunciados.
El vocero de la Policía Nacional, coronel Frank Durán, expresó que la sustancia llamada escopolamina o burundanga es un alcaloide altamente tóxico que puede afectar a cualquier persona por inhalación y a través de la piel, causando inconciencia, parálisis, estupor, una especie de hipnosis y hasta la muerte.
Sugirió, además, tener mucho cuidado con personas que solicitan ayuda mostrando mapas o direcciones de lugares no conocidos, o que estén vendiendo prendas, lingotes de oro, o que dicen haber ganado premios de lotería.
Por ahora, la Policía no ha podido localizar a los resposables de estos hechos.
La burundanga o escopolamina es una sustancia psicotrópica que provoca estado de sumisión en la víctima a través del automatismo del cerebro. Se encuentra en varias plantas, principalmente de la Floripondio, popularmente conocida en el país como “Campana”.
Los síntomas más comunes asociados a esta droga son la visión borrosa, dilatación de las pupilas, suspensión de la producción de saliva, dificultad para hablar, taquicardia y aumento de la temperatura corporal, que alcanzan su punto máximo en una o dos horas, y luego empiezan a descender.