Si la piedra hablara, un recoleto banco de granito del patio del Museo Memorial de la Resistencia Dominicana contaría cómo se preparó uno de los lances más trascendentes de la historia del país, el magnicidio del sanguinario dictador Rafael Leónidas Trujillo el 30 de mayo de 1961.
Muchas noches dio asiento a Antonio de la Maza y Juan Tomás Díaz, dos de los hombres que urdieron el plan para dar muerte al tirano: el «ajusticiamiento», como se conoce al plan que llevaron a cabo los denominados «Héroes del 30 de mayo».
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