¿El Hezbolá libanés puede quedar involucrado en la escalada entre Israel y Gaza?

Los mortíferos bombardeos de Israel contra la Franja de Gaza hacen que las miradas se dirijan al Hezbolá libanés para ver si decide intervenir. Pero para los analistas, el movimiento chiita apoyado por Irán no parece proclive a arriesgarse a un conflicto abierto.

Los disparos de cohetes desde Líbano estos últimos días reavivaron las tensiones en la frontera con el Estado hebreo. Pero en un Líbano en plena crisis, la poderosa organización islámica musulmana mantiene el perfil bajo.

«Nada hace pensar actualmente en una escalada», estima Sadiq Al Nabulsi, universitario libanés cercano al Hezbolá. «La decisión de entrar en guerra es tomada tradicionalmente por Israel», recuerda.

Fundado en los años 1980 para llevar adelante una guerrilla contra la ocupación israelí en el sur de Líbano, el Hezbolá -calificado por Estado Unidos de grupo terrorista- se convirtió con el correr de los años en un influyente actor regional, implicado militarmente en la guerra en Siria, instalado en Irak y acusado de estar presente en Yemen.

Única facción libanesa que conservó las armas tras la guerra civil (1975-1990), el Hezbolá dispone de un arsenal más poderoso que el ejército nacional libanés, una situación que justifica por su papel de «resistencia» frente al enemigo israelí.

En 2006, una devastadora guerra de un poco más de un mes lo opuso al Estado hebreo. El conflicto dejó más de 1.200 muertos del lado libanés, sobre todo civiles, y 160 del lado israelí, en su mayoría militares.

Desde entonces, a través de un acuerdo casi tácito, las dos partes evitan cualquier escalada.

Esto se ha mantenido a pesar de tres guerras en la Franja de Gaza entre el movimiento islamista Hamas -en el poder desde 2007 en ese enclave- e Israel en menos de quince años (2008, 2012 y 2014).

Y también a pesar de los recurrentes ataques aéreos de Israel contra el Hezbolá en Siria. Y los esporádicos intercambios de disparos en la frontera israelo-libanesa, seguidos a menudo de delicadas maniobras de uno y otro lado para permitir evitar lo peor salvando el honor.

«Todo incidente menor puede desencadenar un efecto de bola de nieve, todo error de cálculo podría provocar una escalada», subraya Nabulsi.

Líbano contuvo la respiración el lunes por la noche cuando cohetes disparados en dirección a Israel cayeron en su territorio. Como represalia, el ejército israelí respondió con artillería.

– Actitud cautelosa –

Se trató del segundo incidente de este tipo desde el inicio el 10 de mayo de las hostilidades entre Israel y los grupos armados palestinos de la Franja de Gaza, en particular Hamás y Yihad Islámica.

Tres cohetes fueron lanzados el 13 de mayo hacia Israel desde terrenos cerca de un campo de refugiados palestinos en el sur de Líbano. Cayeron en el Mediterráneo, según el ejército israelí.

Fuentes cercanas a Hezbolá se apresuraron en negar toda responsabilidad.

La organización adoptó una actitud similar cuando uno de sus miembros murió el viernes por disparos israelíes en una manifestación pro-palestina en la frontera. Saludó la memoria del «mártir», pero evitó clamar venganza.

Hasan Nasrallah, jefe de Hezbolá, reiteró a principios de mayo la posición tradicional del grupo: ofrecer un apoyo incondicional a los palestinos y saludar la intervención de los grupos armados en Gaza.

«Pero no vamos a ser más realistas que el rey», indicó, explicando que «la responsabilidad principal incumbe al pueblo palestino».

Como siempre, advirtió a Israel que su movimiento no dudaría en responder si era provocado en Líbano.

El número dos de Hezbolá, Naim Qassem, garantizó esta semana el apoyo incondicional de su movimiento a la «resistencia palestina», tras haberse reunido con varios grupos instalados en Líbano y que combaten a Israel en Gaza.

Para el analista Talal Atrissi, de la universidad libanesa, el movimiento podría dar apoyo financiero, militar o logístico -como en el pasado-, pero un ataque directo de Hezbolá contra Israel abriría una guerra en múltiples frentes, por ejemplo en Siria.

«Nada indica que exista cualquier tipo de intención para este tipo de guerra», agregó Atrissi, poniendo de relieve la calamitosa situación que vive el Líbano. (AFP)

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