“Regreso a los viejos tiempos”: Aumenta demanda de leña en Europa

Los países del continente europeo vuelven a los viejos tiempos con la creciente demanda de leña a raíz de la crisis energética, indica un informe.

El portal estadounidense Bloomberg, en un artículo publicado el sábado, precisó que debido a la creciente demanda de leña, los países europeos van a volver a los viejos tiempos “cuando la gente no tenía calefacción en toda la casa”, explicó Nic Snell, director general del minorista británico de leña al por mayor Certainly Wood.

Según Bloomberg, un ejemplo de tal situación es Francia, donde los precios por tonelada de la madera prensada (o pellets, biomasa elaborada con el desperdicio del proceso de aserrado de la madera) casi se han duplicado hasta los 600 euros que equivale a 584 dólares, y que hay señales de compras de pánico de combustible más básico del mundo.

En este sentido, el presidente ejecutivo de Poujoulat SA, Frederic Coirier, que fabrica chimeneas y produce combustibles de madera, afirmó que algunos clientes han comprado dos toneladas de pellets de madera, mientras normalmente menos de una tonelada es suficiente para pasar el invierno.

Es más, en Alemania, en el parque Tiergarten de Berlín, los residentes cortaron casi todos los árboles para acumular leña. “Miramos hacia el invierno con gran preocupación”, declaró el residente de la capital alemana que vive al lado del aeropuerto de Tempelhof Peter Engelke.

Además, Hungría llegó a prohibir las exportaciones de leña y Rumania limitó los precios de la madera durante seis meses. Mientras tanto, las estufas de leña ahora pueden tardar meses en entregarse.

Ante tal situación, los ecólogos alertan que este método de calentarse puede provocar daños al medio ambiente. “Podemos ver niveles de contaminación muy altos cuando hay gente que quema leña sin saber cómo hacerlo correctamente”, avisó Roger Sedin, jefe de la unidad de calidad del aire en la Agencia de Protección Medioambiental de Suecia.

El huracán energético sacudió a la Unión Europa (UE) tras el inicio de la operación rusa en Ucrania en 24 de febrero y, en concreto, por las sanciones a la importación del gas ruso que han impuesto desde Occidente, en particular Europa, como un instrumento de presión. Una decisión, hasta el momento, con efecto adverso, puesto que Moscú inició el corte del flujo de gas desde junio, lo que les ha costado muy caro a los ciudadanos europeos.

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