Por qué no ha resultado tan rentable cultivar marihuana en América Latina

BBCMundo

La marihuana, el cultivo que en la clandestinidad en América Latina alimentó a una de las industrias más rentables del mundo en el siglo XX, ha resultado un negocio mucho menos atractivo en la región a medida que la actividad entra a la legalidad en el siglo XXI.

México, Colombia, y en años posteriores, otros países del hemisferio occidental como Paraguay, albergaron grandes industrias de producción ilícita de marihuana tan legendarias por su violencia como por sus ganancias.

Pero en el nuevo siglo, siguiendo el ejemplo inicial de Uruguay, que legalizó el cultivo en 2013, varios gobiernos latinoamericanos dieron el paso hacia empezar una normalización gradual del sector.

Hoy es legal la marihuana con fines medicinales en naciones que incluyen Argentina, Chile, Colombia, México y Perú. La industria mueve mas de 170 millones de dólares anuales en la región, según estimaciones de la consultoría Euromonitor.

Lo que no aparece todavía son las grandes utilidades que algunos esperaban como resultado de la legalización.

Una industria en «cuidados intensivos»

«La industria del cannabis en Colombia esta en cuidados intensivos». Eso le dice a BBC Mundo Miguel Samper, jefe de ASOCOLCANNA, la asociación de los cultivadores legales de marihuana en el país.

Colombia, fue, después de México, uno de los grandes productores clandestinos de marihuana en el siglo XX durante un periodo bautizado en el país sudamericano como el de la «bonanza marimbera» y que antecedió al surgimiento de los grandes carteles de cocaína por los que el país se hizo tristemente célebre en décadas posteriores.

Pero los vientos de legalización eventualmente llegaron a Colombia. En 2016, ejerciendo en ese entonces como viceministro de justicia, Miguel Samper vio como Colombia se convirtió en apenas el quinto país en el mundo en legalizar y regular la marihuana con fines medicinales.

Sin embargo, después de haber estado en la vanguardia, «Colombia se ha quedado relegado al vagón trasero» del desarrollo de la industria, asegura el ahora dirigente gremial.

Colombia tiene 57.000 hectáreas autorizadas por el gobierno para el cultivo legal del cannabis, s que cualquier otro país en América Latina. Pero, dice Samper, de esas apenas unas 520 hectáreas, o cerca del 1%, están efectivamente bajo cultivo.

Estima además que en 2022 cerca de una de cada tres de las 1.300 empresas con licencia oficial para cultivar se retiraron efectivamente del negocio.

Para Samper, uno de los problemas del sector es que la producción local no encuentra un mercado en la industria farmacéutica. El gobierno no ha autorizado la fabricación industrial en Colombia de ningún medicamento hecho con base del cannabis colombiano, asegura.

Mitos de la industria

El de Colombia no es el único caso de expectativas frustradas en la industria del cannabis en la región.

En primera instancia, asegura, la legalización parcial no ha significado que se acerque el fin inminente del fenómeno criminal en torno a los cultivos ilícitos de marihuana.

«El mercado ilícito de cannabis sigue siendo significativamente más grande que cualquiera legal», asegura Henríquez. «Nuestra estimación es que va a seguir creciendo».

En América Latina el consumo per cápita de cannabis llega apenas a 1 dólar al año, comparado con 88 dólares para Estados Unidos, asegura a BBC Mundo Erwin Henriquez, analista senior de la consultora Euromonitor.

En su conversación con BBC Mundo, desmiente algunas ideas falsas que se han tejido en torno a esta nueva industria.

Con el tiempo, argumenta, el aspecto clandestino podría empezar a desaparecer, y señala como ejemplo que en Canadá por primera vez la industria legal ha superado en tamaño a los cultivos ilícitos de marihuana.

Pero aclara: «la legalización del cannabis no es una cura instantánea para la existencia del mercado ilícito».

Otros creyeron que con la legalización de la marihuana, se abrirían grandes oportunidades de exportación a Estados Unidos.

Nuevamente, nos asegura Henriquez, esto no necesariamente ocurre en realidad.

«Estados Unidos no es un gran mercado de exportación de cannabis para América Latina».

Agrega que, en la industria legal de ese país «tiene capacidad para atender su mercado interno».

En cambio, indica, podrían ser más atractivos los mercados de exportación a Medio Oriente y a Asia.

El mercado recreativo, la gran esperanza

La imagen que los expertos pintan sobre esta industria en América Latina hasta el momento, es frecuentemente una de expectativas por cumplirse.

Pero los mismos expertos piensan que estas frustraciones pueden cambiar pronto.

«En la industria del cannabis, se prevé que América Latina sea la región de mayor crecimiento en 5 años. En términos reales va a crecer bastante cerca del ritmo que se observa en Europa Occidental», asegura Erwin Henriquez.

Muchos países latinoamericanos tienen ventajas naturales competitivas para el producto. Por cuenta de la ausencia de estaciones marcadas, se pueden obtener hasta tres cosechas al año. La tierra, la mano de obra y la energía eléctrica son generalmente más baratas que en otras naciones de Europa o América del Norte.

Los observadores señalan que mucho del futuro desarrollo de la industria va depender de la manera en que se desarrolle en los parlamentos de las naciones latinoamericanas el debate en torno a la futura regulación de la industria, y muy especialmente, de la marihuana de uso recreativo.

México y Colombia, dos de los grandes mercados potenciales, están discutiendo proyectos legislativos que legalizarían y reglamentarían «el uso adulto» de la marihuana. Solo dos países en el mundo han dado el paso completo de legalización y regulación del cannabis con fines recreativos: Canadá y Uruguay.

Colombia es ciertamente uno de los países donde hay expectativa por la manera en que se desarrolle esta discusión, particularmente con la llegada al poder en 2022 de Gustavo Petro a la cabeza de un nuevo gobierno, que a diferencia de su antecesor, parece mirar con buenos ojos la despenalización y regulación de la marihuana recreativa.

Samper le dice a BBC Mundo que ahora «hay aires de optimismo» en la industria colombiana de la marihuana, ante la «voluntad política manifestada por Petro» para asumir «un nuevo enfoque en la política de drogas».

El mandatario colombiano ha dicho que quiere un enfoque menos represivo en las acciones anti-drogas, y asegura buscar proteger a los pequeños productores.

«El cannabis va a ser el tren de aterrizaje perfecto para la nueva política de drogas que es contraria al enfoque prohibicionista que no hizo sino dejar olas de violencia y décadas de sufrimiento en el país», asegura Samper.

Multinacionales tienen fuerte presencia

El dirigente gremial dice que, pese a que la legislación colombiana exige que todas las empresas participantes en el mercado se hayan constituido legalmente en el país, hasta ahora varias de las principales han contado con participación de capital extranjero.

Petro se refirió a esa situación apenas cuatro días después de comenzar su mandato, cuando el 11 de agosto de 2022 dijo en un discurso: «¿Va a ser la multinacional canadiense la que se quede con los dólares y haga las plantaciones de cannabis? O, van a ser los campesinos de cannabis (de la región colombiana) del Cauca? ¿Por qué no pueden?».

Para Miguel Samper, la participación de multinacionales en el mercado del cannabis medicinal es resultado de las elevadas inversiones que se requieren para cumplir con los altísimos estándares de calidad que la industria farmacéutica global.

El vocero empresarial asegura que, sin descuidar la salud pública, un eventual mercado de marihuana recreativa no tendría que contar con barreras tan altas a la entrada y por lo tanto habría más campesinos locales participando de las ganancias, especialmente si el gobierno relaja los requisitos actualmente existentes para obtener una licencia.

Samper estima que cada hectárea de cultivo de marihuana legal en producción en Colombia genera 20 empleos directos y casi 18 indirectos.

Si se tiene en cuenta que el país sudamericano ya cuenta con mas de 56.000 hectáreas autorizadas, pero sin entrar todavía a ser cultivadas, el potencial de crecimiento del empleo por cuenta del cannabis sería también bastante amplio.

Sigue el debate político

No obstante lo que propone Petro, la propuesta de profundizar la legalización de la marihuana para abarcar al consumo recreativo tiene fuertes oponentes políticos en Colombia y muchos otros países de la región.

La senadora y líder derechista colombiana María Fernanda Cabal tuiteó en noviembre pasado: «Deberían entender los progres que Colombia rechaza la legalización del cannabis recreativo, que de recreativo nada tiene, solo causa destrucción en la persona».

Cabal citaba en su tuit una encuesta de la firma colombiana Invamer asegurando que el 57% de sus compatriotas se oponía a la legalización de la marihuana con fines recreativos.

En México, otro de los grandes mercados potenciales de expansión, la decisión final de legalizar el «uso adulto», ya aprobado por la Cámara de Diputados, está en manos del Senado de ese país.

El pasado 19 de enero, el presidente de la comisión de hacienda del Senado mexicano Alejandro Armenta manifestó que la discusión se retomaría este febrero.

Los anuncios en torno a la liberalización de las leyes contra la marihuana en América Latina han generado mas expectativas que resultados en esta ultima década.

Está por verse si ahora, con una legalización más profunda, llega una nueva bonanza económica a la región.

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