Stephen Hawking: los peligros del fin del mundo y la fuga exoplanetaria

Hawking advirtió sobre los peligros del rápido y descontrolado avance de la ciencia y la tecnología actuales que, a pesar de generar “progreso”, también producen lo contrario (“lo malo”, según sus propias palabras), pues crean “nuevas formas de hacer el mal”. En declaraciones de 2016 a la bbc de Londres ejemplificó el progreso (“lo bueno”) con la posibilidad de que a partir del próximo siglo XXII (y dentro de un rango que va de mil a 10 mil años) se puedan tener colonias humanas autosustentables en otros planetas como Marte; sin embargo, advirtió de los peligros de la destrucción de la humanidad-Tierra en 100 años por los siguientes causas:

1. El desarrollo de la inteligencia artificial. Aunque es uno de los logros más grandes de la humanidad, puede suceder que los robots inteligentes que produce superen y manipulen a sus creadores.

2. La guerra nuclear, producto de la competencia armamentista y la confrontación entre potencias capitalistas y sus aliados; cientos de bombas y la parafernalia atómica en manos de gobernantes que buscan imponer sus condiciones de poder.

3. El calentamiento global y el caos ambiental generados por los gases de efecto invernadero debido al industrialismo contaminante y fosilista.

4. Por accidente o por diseño, el uso de armas mortíferas a base virus y demás microorganismos de laboratorio, causantes de epidemias y pandemias, productos de la ingeniería genética.

5. Los alienígenas que, aun sin ser producto de las tecnociencias humanas, entran en esa órbita en tanto que llegarían a la Tierra para apoderarse de recursos para seguir su avance “acumulativo” económico y tecnocientífico.

Fragilidad, autodestrucción, éxodo espacial, ciencia y buenas inversiones

Aunque el optimismo de Hawking fue un tanto ingenuo respecto a que el progreso “bueno” tiene que apuntar a la diáspora exoplanetaria para salvar a la humanidad, en una de sus declaraciones señaló que sólo sucedería después de sortear (aunque aquí no dijo cómo o por qué camino podríamos hacerlo) “los peligros” de esas tecnociencias “malas” y riesgosas. Tampoco se extendió acerca de quién es el demiurgo de estos “peligros” y por qué la Tierra se ha convertido en un lugar “frágil”, en el que “no podremos sobrevivir más de mil años”, pero sí precisó una posible fecha en que desaparecerá: el año 2617. Tal vez para él las causas principales sean nuestras propias malignidades: “El futuro de la humanidad y de la vida en la Tierra es muy incierto. Estamos –dijo– en peligro de destruirnos a nosotros mismos por nuestra codicia y estupidez.”

Así pues, “nuestro planeta es un viejo mundo, amenazado, con una población cada vez mayor y con recursos finitos”. El brillante cosmólogo insistió en plantear como salida al colapso final, la huida del planeta Tierra, para lo cual es imprescindible (mediante la industria aeroespacial) construir naves que puedan llevarnos a otros mundos, algo posible por los avances de la ciencia “buena” en el último medio siglo.

En efecto, para Hawking es necesario el éxodo de la Tierra, pero en sus declaraciones de los últimos tiempos no habla de miles de años, sino de los próximos años, porque observa con pesimismo que en el planeta no existe futuro y se tornará, más pronto que tarde, invivible, máxime que está agobiada por el crecimiento incontrolado de la población y por los diversos caos. Se preguntaba: “En un mundo de caos político, social y medioambiental, ¿cómo puede la especie humana sobrevivir otros cien años?”

Para él, la respuesta viable es salir de la Tierra y colonizar otros mundos, y la mejor opción es huir a nuestro vecino más próximo, Alpha Centauri. Este es el sistema estelar más cercano al Sol, a 4.37 años luz de distancia. Para completar, propuso que los dueños del mundo, encabezados por las corporaciones capitalistas, inviertan en patrocinar los vuelos tripulados hacia el espacio. En su actitud antropófuga, pero acrítica del capitalismo, Hawking precisó que “gracias a la migración espacial, algún día podríamos llegar a Marte en una hora y a Plutón en pocos días”; además, la Luna será colonizada dentro de cincuenta años y Marte en 2100. Según Hawking, “si la especie humana quiere sobrevivir más allá de los próximos cien años, es imperativo que atraviese la negrura del espacio para colonizar nuevos mundos a través del cosmos”.

¿Sobrevivirá la humanidad?

Desde Friedrich Engels en su Dialéctica de la naturaleza, los socialistas han apoyado la idea de que si la humanidad quiere sobrevivir más allá del colapso por agotamiento “natural” del Sol (que acabaría con el sistema solar dentro de 4 mil millones de años), tiene que plantearse y prepararse para esas colonizaciones cósmicas. Pero hacerlo dentro de los marcos cósico-mentales e históricos materiales de la maquinaria capitalista es hacerle el juego a los planes distópicos perpetuadores de expansión y de dominio espacial extracósmico que, por cierto, se basan en –pero rebasan– la ciencia ficción.

En suma, el capitalismo como sistema sería para Stephen Hawking una condición “natural” de la humanidad, pues no lo cuestiona como tal y sólo vislumbra su funcionamiento “peligroso” plasmado en esos jinetes del apocalipsis como algo propio de los riesgos que “nosotros mismos” hemos creado. Pero ¿quiénes son o somos esos “nosotros”? Pues sí, somos el conjunto de la especie humana. A pesar de declararse socialista, Hawking la entiende en abstracto, no en su concreción histórica, ni sometida a la lógica del capitalismo, que es precisamente lo que, a través de sus élites, aparatos e instituciones, controla las tecnociencias que denuncia por su nocividad. Desgraciadamente, pareciera –como dijo Renán Vega– que este físico, “ateo religioso” (Lukács dixit), pudo imaginar el fin del mundo, pero no el fin el del capitalismo.

Tomado de “La Jornada Semanal” Ciudad México

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