El loco plan de la OTAN para detectar a los furtivos submarinos soviéticos

Durante el apogeo de la Guerra Fría, los estrategas militares de Occidente llevaron a cabo los más diversos planes, por más «tontos» que parecieran, en un intento de combatir a la gran cantidad de «submarinos mortíferos» de la Unión Soviética, recordó National Interest (NI).

Según el medio, mientras que algunas ideas se mostraron funcionales, otras sobrevivieron en la historia militar solamente como anécdotas. La cómica estrategia de los ‘imanes ruidosos’ retratada por Iain Ballantyne en su libro sobre el servicio secreto de la marina real británica, ‘Hunter Killer’, ha sido recordada en un artículo de NI.

A principios de la década de 1960, la URSS controlaba la mayor fuerza submarina del mundo: unos 300 submarinos diesel-eléctricos y algunos ejemplares de propulsión nuclear. Las marinas de la OTAN no tenían «suficientes fuerzas» para equipararse a la Unión Soviética, destacó la publicación.

Los responsables de las estrategias militares de la Alianza Atlántica temían que solamente una escalada nuclear fuera capaz de detener a la «manada submarina de lobos» soviética. La solución nuclear, sin embargo, sería un problema peor que la cuestión submarina inicial, consideró el medio.

«Robar el manto de silencio» que cubría las embarcaciones soviéticas y las hacía furtivas era el objetivo principal de los distintos planes para  hacer que los submarinos de la URSS fueran más fáciles de cazar. Un científico canadiense, entonces, desarrolló una curiosa técnica para hacer a los submarinos más detectables: imanes ruidosos.

La idea era hacer que racimos de imanes quedasen atrapados a los cascos metálicos de los submarinos soviéticos y sonasen con el movimiento de la embarcación, lo que posibilitaría escucharla y, de esa manera, detectarla. Los sencillos dispositivos, además, requerirían tiempo y esfuerzo para ser eliminados, lo que afectaría también la disponibilidad de la flota submarina soviética.

A finales de 1962, el Almirantazgo británico despachó el submarino diesel de clase A HMS Auriga a Nueva Escocia para un entrenamiento anti-submarino conjunto con la marina canadiense. Durante un ejercicio de mar abierto, la estrategia de los imanes ruidosos fue empleada en el submarino británico.

Por extraño que pareciera, el concepto de los imanes fue un rotundo éxito y funcionó exactamente como se había planeado. El problema comenzó cuando el Auriga emergió a la superficie al final del ejercicio: los pequeños imanes se metieron en los agujeros y las ranuras del casco exterior de los submarinos diseñados para dejar fluir el agua. No era posible remover los imanes en el mar, sino solamente en el dique seco.

Los imanes ruidosos alcanzaron el resultado deseado en los submarinos soviéticos. Sin embargo, mientras que la marina de guerra soviética podía darse el lujo de estacionar uno o dos submarinos, la OTAN no podía. Los imanes funcionaron exactamente como se esperaba, pero eran simplemente demasiado complicados para ser prácticos a gran escala. Al parecer la OTAN solo desplegó el sistema unas pocas veces, concluyó NI.

Fuente: Sputnik

 

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