Pocos inocentes y muchos culpables

Por Valentín Piña

Raya en lo lógicamente increíble, si contamos con sistemas de vigilancia y seguridad, lo del flamante descubrimiento hecho en la penitenciaría Nacional de La Victoria, como resultado de las requisas realizadas en el penal, luego del motín que dejó un saldo de varios muertos y heridos.

Resulta que, “en un mundo de ciegos, el tuerto es rey”, pero los hallazgos hablan de que no solo los ojos estaban obnubilados, si no que todos los sentidos de la vigilancia estaban de vacaciones, para decir algo elegante.

¿Y que se halló en el paraíso carcelario? Bueno, nada más y nada menos que un moderno sistema tecnológico, en cuya operación se realizaban fraudes dentro del penal, pero también sistemas de vigilancia al servicio de terceros, dotado de fibra óptica y de decenas de cámaras de seguridad, sin el conocimiento ni concurso de ninguna autoridad.

Este sistema operaba con fibras ópticas llevadas hasta el penal desde Sabana Perdida, lo que establece por la distancia del origen, que no fueron los presos quienes lo instalaron, y por el aparataje que implica su instalación no es posible que se realizara sin que las autoridades se dieran cuenta.

El sistema penitenciario dominicano siempre ha sido objeto de cuestionamientos por lenidad con que históricamente ha operado, pero esta vez se ha desbordado a un nivel que lo más sano es investigar hasta a los que limpian el penal y establecer un ejemplar régimen de consecuencias a todos los implicados, para no volver a pasar por semejante vergüenza como país.

Hemos dejado de lado que en el motín de La victoria, se habla de que reos utilizaron armas de fuego con ciertas libertades que también hay que ver quien las introdujo?, porque quienes han visitado esa cárcel saben de lo exhaustivas que son la requisas, que hasta rayan en el indecoro.

No es necesario señalar a nadie, los hechos imputan a todos, reos y autoridades y es necesario que la Procuraduría General de la República, trate este caso con la seriedad que implica y que con ello se dé un ejemplo a la sociedad, para que esto no vuelva a ocurrir, porque aquí hay pocos inocentes y muchos culpables.

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