Pfizer, Moderna y AstraZeneca fracasan ante la variante sudafricana del Covid-19

Bajo la lupa

Alfredo Jalife-Rahme

Un servidor ya había advertido sobre las ominosas nuevas variantes del Covid-19 que emergieron en Gran Bretaña (GB), Sudáfrica y Brasil (https://bit.ly/3aQHwhb).

Washington Post reporta que las dos vacunas de EU, Pfizer y Moderna, mostraron una capacidad disminuida para neutralizar la cepa ahora dominante en Sudáfrica (https://wapo.st/3dJHmdh).

New York Times confirma que la vacuna de AstraZeneca no funciona bien (sic) contra la variante de Sudáfrica y sufre un fuerte tropiezo, tras el arribo, una semana después, del millón de dosis (provenientes de India) de la vacuna británica a Sudáfrica que “cesó su uso después de que emergió la evidencia de que no protegía a los voluntarios en pruebas clínicas, con enfermedad leve o moderada, causada por la más contagiosa variante (https://nyti.ms/3ks90Nd)”.

Financial Times (FT, 17.02.21) no tiene más remedio que admitir que la vacuna Pfizer es menos potente frente a la variante de Sudáfrica cuando produce solamente la tercera parte de los anticuerpos que produjo para el virus original. El rotativo británico globalista FT cita al respecto a la excelsa publicación de EU The New England Journal of Medicine (https://bit.ly/2MlS52e).

La variante de Sudáfrica ahora se encuentra presente en 32 países (https://bit.ly/3bDymDM) y se ha vuelto la forma dominante del virus en otros lados, lo cual se complica en los países más pobres que podrían convertirse en focos infecciosos de las nuevas mutaciones (https://nyti.ms/3bAlnmv).

Una mala noticia: las dos nuevas vacunas muy prometedoras de EU, Novavax y Johnson & Johnson, tienen menos eficacia contra la cepa sudafricana (https://bit.ly/3uwd3ww).

El problema en Sudáfrica, con una población de 57 millones, se complica por la prevalencia del sida –¡el cuarto del mundo, con 17.3 por ciento!–, que se exacerba con la inoculación de las vacunas contra el Covid-19 cuando los primeros sitiales en el mundo del sida pertenecen al continente africano (https://bit.ly/2Pahtco).

A propósito, funcionarios de Sudáfrica se le fueron a la yugular al Big Pharma por acaparar las vacunas contra el Covid-19 en detrimento del resto del mundo (https://bit.ly/3urZnTj).

Perturba que no se atienda la nueva variante de Brasil, el país más poblado de Sudamérica con más de 213 millones de habitantes, cuya gran parte ha sido asolada y desolada por el virus original y ahora por su reciente mutación.

En un corte de caja reciente, no existen datos concluyentes sobre el desempeño de la vacuna rusa Sputnik V frente a las tres nuevas variantes de Sudáfrica, Brasil y GB (https://bit.ly/3bQLN3B). Sputnik V usa un doble vector viral, cuyo adenovirus reduce sustancialmente el riesgo de que el sistema inmunológico desarrolle resistencia al vector inicial, lo cual ayuda a crear una respuesta más vigorosa.

En franco contraste, la vacuna china Sinovac exulta tener buenos resultados contra las nuevas variantes de Sudáfrica y Gran Bretaña que han puesto de cabeza a los fabricantes de los biológicos.

SCMP, con sede en Hong Kong, expone la versión del mandamás de Sinovac de que las vacunas atenuadas ofrecen un amplio espectro de protección, pero sin exhibir los datos que respalden su aserto (https://bit.ly/3kn2nvq).

Independientemente de los ajustes obligados a sus vacunas, que los fabricantes anglosajones ya empezaron a implementar, el vendedor globalista de vacunas, el apocalíptico Bill Gates (BG, http://bit.ly/2ZXVuYc), quizá para paliar los recientes descalabros propone ahora una tercera (sic) inoculación de las cinco empresas de vacunas de EU sin aportar pruebas fehacientes para ello (https://bit.ly/2MncqEt).

Al rato, quizá para vender más biológicos, el controvertido Bill Gates –dueño de la vacuna Inovio, que ha quedado muy rezagada– propondrá una inoculación anual de por vida.

Lamentablemente, el eje anglosajón de EU y GB ha optado por la guerra de propaganda de sus vacunas, en el umbral de una guerra total, en lugar de la tan anhelada colaboración internacional con China y Rusia.

Fue mucho soñar. Ahora quien se adueñó de la ideología anglosajona es Bill Gates.

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