Macron y la comunidad política europea de 44 países: ¿suicidio energético?

Bajo la lupa

Alfredo Jalife-Rahme

Qué faltará para que los semiólogos bélicos definan la situación planetaria –¡a un segundo del Armagedón!– como la primera guerra híbrida global (https://bit.ly/3SOhVcc) que se ha intensificado en forma dramática al grado que hoy retumban los tambores nucleares en Moscú y Washington?

Además del rubro militar en Ucrania –donde el ejército ruso se ha replegado y que la propaganda negra de Occidente califica de colapso de Putin, a quien dan por liquidado (https://econ.st/3fPYZeB) –, a la supuestamente derrotada Rusia no le ha ido tan mal en su guerra energética, que ha puesto en la lona a una Europa que parece buscar más el suicidio que su supervivencia.

El espectacular recorte de la OPEP+ (de la que forma parte México) desencadena ondas de choque con su “jugada agresiva (…) que coloca a Arabia Saudita en colisión con Estados Unidos y más cerca de Rusia”, cuyas implicaciones de largo alcance ponen en tela de juicio la futura relación entre Estados Unidos y Arabia Saudita, según el rotativo globalista monárquico neocolonial Financial Times (FT) (https://on.ft.com/3CjbWFm). Nada menos que el consejo editorial del FT exhibe su angustia energética y la batalla por el control del mercado petrolero global, que es hoy la madre de todas las batallas, con o sin Ucrania. ¿Apuesta Arabia Saudita a un triunfo de los republicanos en las cruciales elecciones del 8 de noviembre)? (https://bloom.bg/3RKWmI0).

Sería el colmo del engaño que la guerra energética sea contra Alemania –y no contra Ucrania, que siempre ha sido desechable para los geoestrategas del Departamento de Estado (https://bit.ly/3yM78aH)– y su gobierno aún no se percate de esto, cuando cunde la grave crisis energética en Europa que ya concientizó a su manera muy peculiar el presidente globalista galo Emmanuel Macron (EM), anterior empleado de la banca Rothschild.

Como consecuencia de la guerra civil en Ucrania y pese a encontrarse paralizado en su gobernabilidad doméstica, Macron busca forjar una Europa independiente con autonomía estratégica, que ha brillado por su notoria ausencia mediante su idílica, aunque imperativamente necesaria, comunidad política europea (CPE) de 44 países, que supera los 27 países a la hoy dislocada Unión Europea (UE) de 27 países y que pone en entredicho The New York Times (NYT), muy cercano a Biden por su incierta practicabilidad (https://nyti.ms/3EqhFvu). El rotativo galo Le Monde, muy cercano a la cancillería, reseña en forma escéptica y aséptica la primera reunión de la CPE en Praga y su inicio improbable (https://bit.ly/3ElabKq).

La intimidad estratégica (según dice Macron) de la CPE evitó invitar a Biden y a Putin, los dos verdaderos antagonistas de la fractura de la biosfera, e insiste en promocionar mercadólogicamente al trágico comediante jázaro Zelensky, la marioneta frívola de Estados Unidos y de la UE. Según NYT, EM cree que la guerra en Ucrania será duradera y que se extenderá más allá del invierno, por lo que la CPE deberá mantenerse unida, con el fin de confrontar su crisis energética.

Forman parte de su larga lista países que no son cabalmente europeos, como Azerbaiyán, Israel (sic), Armenia y Georgia.

NYT asevera que en la óptica de EM el peligro subyace en que la CPE busque únicamente soluciones energéticas de corto plazo cuando Europa se volvió dependiente del muy caro gas licuado(LNG) de Estados Unidos, proveniente del contaminante fracking, y exhibe su vulnerabilidad estratégica, que daña a la industria europea frente a sus competidores de Estados Unidos, notoriamente independiente en materia energética, en la tónica de la supuesta filtración de Rand (https://bit.ly/3eiTGDR).

A primera vista, la coreográfica cumbre en Praga de la CPE –que parece un inocuo cuerpo intergubernamental de discusión sin columna vertebral, con alucinantes nuevas fronteras que alcanzan el Medio Oriente y hasta el Cáucaso– puede sucumbir a una teoría idílica sin practicabilidad y repetir el error de trazar una inviable nueva línea Maginot energética, inconexa con la trágica fractura geoestratégica de la biosfera.

alfredojalife.com

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