Por Valentín Piña del Rosario
Recientemente, el Partido de la Liberación Dominicana celebró su convención ordinaria para escoger el candidato a la presidencia de la república en las elecciones del año 2024, resultando ganador Abel Martínez, actual alcalde de Santiago de los caballeros.
Ganando Abel se plantean dos escenarios, el primero abre las puertas para que en una eventual segunda vuelta electoral se posibilite una alianza entre el PLD y FUPU, dado que es de todos sabido que el candidato escogido en el PLD es una ficha política de Leonel Fernández en el partido morado, y segundo, se pudiera hacer un acuerdo soterrado entre el sector de Danilo Medina y el PRM con la finalidad de restarle poder electoral al otrora líder peledeista.
Algo parecido a lo ocurrido en el Partido Reformista Social Cristiano en 1996, cuando el líder reformista Joaquín Balaguer, ni siquiera fue a votar en las elecciones generales para apoyar el candidato de su partido Jacinto Peynado, le levantó la mano al nobel candidato morado Leonel Fernández, en el llamado Frente Patriótico por quien si fue a votar en la segunda vuelta.
Aunque en política todo se vale y lo que usted ve como imposible, se puede convertir en posible como parte de cualquier mamotreto, habría que ver si se reedita la historia, tomando en cuenta el antagonismo reinante entre los dos ex presidentes peledeistas Leonel y Danilo.
Ambos escenarios favorecen la reelección del presidente Luis Abinader, dado a su aceptación que tiene su obra de gobierno ante la ciudadanía y ante una lejana e improbable segunda vuelta, si Leonel quedara en Segundo lugar, sectores peledeistas no serían parte de un acuerdo que lo apoye.
Si resultara Abel quedara en segundo lugar sería más fácil el apoyo de los militantes de la Fuerza del pueblo, dado su vínculo con el líder de esta organización política Leonel Fernández y con todo y ese acuerdo no hay la garantía que de que pueda alzarse con el triunfo.
Muy a pesar del Math entre Leonel Fernández y Danilo Medina, nada está escrito, por lo que lo aquí escrito no es absoluto, vamos a ver que nos dirán los acontecimientos postreros para saber hacia dónde se mueve la brújula en el acontecer político dominicano