El gran golpe de Rusia a EEUU en Siria

Javier Benítez

EEUU cruzó todas las líneas rojas de una vez: derribó un avión de las fuerzas sirias mientras atacaban a los terroristas de Daesh. Y Rusia dijo ¡basta! Finalmente Washington encontró la horma de su zapato que tanto buscaba. A partir de ahora, cualquier acción de EEUU al oeste del Éufrates puede desatar el apocalipsis. Y no habrá vuelta atrás.

EEUU se escudó tras el derribo: el Mando Central del Ejército declaró que el avión sirio había lanzado bombas cerca de las posiciones de los kurdos de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) que ellos apoyan. Algo que calificaron como «autodefensa colectiva de las fuerzas aliadas con la coalición».

Al respecto, el senador ruso Alexéi Pushkov tuiteó: «EEUU ha perpetrado un nuevo acto de guerra contra Siria con el derribo del Su-22 en Al Raqa. ¿De qué [acto de] autodefensa se trata? Al Raqa no es una ciudad estadounidense».

«Eso es claro, es evidente que ni Al Raqa ni Mosul son ciudades estadounidenses», señala el analista internacional Juan Aguilar. «Y estos señores (EEUU) se dedican a bombardear, a introducir tropas, fuerzas especiales, a mandar armamento de todo tipo a grupos sospechosos que luego además terminan cayendo en manos de quienes no tienen que caer. Es un juego muy peligroso al que han estado jugando durante los últimos años (EEUU), y que ahora entra en un nuevo escenario».

Por su parte, el Ministerio de Defensa sirio denunció que el piloto del avión derribado realizaba una misión de combate contra los extremistas de Daesh, grupo terrorista proscrito en Rusia y otros países.

Justo después de derribar el caza, los militares de la coalición liderada por EEUU se comunicaron con los militares rusos por teléfono a través de la línea de contacto establecida en el marco de los acuerdos sobre prevención de conflictos aéreos. El objetivo de esta llamada fue lograr «la distensión de la situación y cesar el fuego». Es decir, derriban un avión sirio, en suelo sirio, y a continuación piden un cese al fuego.

Y la respuesta del Ministerio ruso de Defensa a esta petición fue clara y contundente: volvió a suspender el acuerdo con EEUU para evitar incidentes aéreos en Siria. Y especificó el alcance de la medida: «Cualquier aparato aéreo, incluyendo los aviones y los drones de la coalición internacional detectados al oeste del Éufrates, en las áreas de Siria en que la aviación rusa cumple sus misiones de combate, será seguido desde la tierra y el aire en calidad de blanco por sistemas rusos de defensa antiaérea». Como dice la vieja frase, «el que avisa no es traidor».

Juan Aguilar explica que el comunicado del Kremlin «no es que venga a decir que el memorándum deja de tener efecto, sino que además limita la zona del espacio aéreo donde cualquier cosa que vuele que no esté controlada por las fuerzas rusas o sirias, se considerará un objetivo a derribar».

«Eso implica a los aviones de la coalición internacional, de EEUU y Reino Unido fundamentalmente. Porque también hay que entender que ni las fuerzas kurdas, ni los terroristas islamistas, tienen aviones, con lo cual, es una amenaza directa», explica el experto.

El también periodista señala que esta advertencia del Kremilin llega después de un acto más por parte de EEUU. «La coalición internacional se ha dedicado a bombardear por tres veces en las últimas semanas al Ejército sirio. Ahora un avión que hacía una misión contra las zonas del Estado Islámico es derribado por un F18 norteamericano, lo que se puede calificar claramente como una acción de guerra».

Para Aguilar, los ataques de la coalición internacional contra las fuerzas gubernamentales sirias implican varias cosas. «Que el memorándum no funciona y que Washington ha decidido actuar por su cuenta, tomar aquellas acciones que ellos consideran como ‘autodefensas’, lo cual es una cosa ridícula porque ningún avión sirio ni ruso se va a poner a atacar a fuerzas o bases norteamericanas, con lo cual el argumento es ridículo», observa Aguilar.

El analista señala que «lo que sí es realmente sangrante, es la actitud imperialista, agresiva, belicista y criminal de EEUU y sus cómplices. Estamos en presencia de una serie de halcones que se han puesto al frente de la Defensa norteamericana y del aparato militar. Una serie de halcones que además ya creo que rinden poca cuenta al presidente, eso si no le desinforman, una serie de halcones que están al servicio del establishment norteamericano y que son un peligro. A efectos de política exterior, prácticamente es como si en EEUU hubieran dado un golpe de Estado», sintetiza.

«Espero que en las próximas horas o días alguien haga algo por rebajar la tensión. Pero si esto sigue así, mucho me temo que en los próximos meses nos podemos ver abocados, sobre todo después de septiembre, de la convocatoria de ese fantasmagórico referéndum kurdo, a una intervención mayor de Turquía, o de Irán en la zona, y una situación todavía mucho más endemoniada», observa el periodista.

Juan Aguilar señala las claves de la solución al conflicto. «Para Turquía e Irán, igual que para mantener la integridad territorial siria e iraquí, no queda más remedio que la entente. Entenderse entre ellos a pesar de las diferencias que pueda haber para acometer ese problema juntos».

«¿Qué le quedaría a esos kurdos?», se pregunta Aguilar. «Buscar la alianza cerrada con EEUU y con Israel, y ya de nuevo tenemos, en este caso no serán unos opositores fantasmagóricos surgidos de no se sabe dónde, ni serán unos yihadistas mercenarios traídos de un montón de países. Será el pueblo kurdo que lleva décadas luchando por su autodeterminación, su independencia y su libertad. Nos venderán esa matraca entonces. Nada tendrá que ver con la realidad», advierte Aguilar.

«Durante décadas al pueblo kurdo se lo ha dejado de lado. Cuando Turquía era el gran aliado (de EEUU), y masacraba a los kurdos, Occidente no movía un solo dedo. Y ahora que (a Occidente le) interesa incendiar todo Oriente Medio, aparece ese Occidente tomando medidas de autodefensa, porque un avión sirio presuntamente se acerca a los grupos de milicianos kurdos que (EEUU) está armando, alimentando y manejando. Lamentablemente la resistencia kurda se ha convertido ya en estos momentos en un instrumento de la política imperialista norteamericana en Oriente Medio», sentencia Juan Aguilar.

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