De película: así reclutan a los científicos las agencias de inteligencia

La Agencia Central de Inteligencia estadounidense (CIA) gastó millones de dólares en organizar conferencias por todo el globo para atraer y reclutar a científicos, en su mayoría expertos nucleares iraníes, con el objetivo de que se trasladasen a EEUU, abandonasen su país y así retrasar el programa nuclear de Irán.

Los tejemanejes de la CIA acaban de ser publicados en el libro ‘How the CIA, FBI, and Foreign Intelligence Secretly Exploit America’s Universities’ (‘Cómo la CIA, el FBI y las agencias de inteligencia se aprovecha en secreto de las universidades de EEUU’), de Henry Holt. Desde The Guardian se han hecho eco del proceso, digno de la mejor película de espías hollywoodiense.

La agencia intentó retrasar el desarrollo de las tecnologías nucleares en Irán aprovechándose de la internacionalización del mundo académico y engañó masivamente a aquellas instituciones que organizaban conferencias y a los profesores que asistían a ellas y con los que entablaban conversación, apunta The Guardian.

Una ‘buena conferencia sobre terrorismo’ a la que asista un reputado experto en energía nuclear puede ser el escenario perfecto para que alguien de la CIA se acerque al susodicho e intente camelarlo.

«Las agencias de inteligencia estadounidenses asisten en bandada a las conferencias por la misma razón por la que quienes reclutan en el Ejército se centran en aquellos que viven en barrios de mala muerte: es el mejor caldo de cultivo. Mientras que en el campus de una universidad puedes encontrar a uno o dos profesores que puedan llamar la atención de las agencias de inteligencia, en una buena conferencia —sobre drones o, quizás, sobre los grupos terroristas— puedes encontrar docenas», asegura Daniel Golden en The Guardian a propósito del libro.

Y es que como apunta Mark Galeotti, investigador jefe en el Instituto de Relaciones Internacionales de Praga, «reclutar es un largo proceso de seducción».

El primer paso es acabar en el mismo evento académico que el objetivo y relacionarte con él de alguna forma. «La próxima vez que lo veas, puedes preguntar ‘¿No te vi hace poco en Estambul?'».

Pero la CIA no es la única, asegura un exempleado de la agencia de inteligencia estadounidense. Todas las agencias de espionaje del mundo «asisten a conferencias o las organizan y buscan formas de atraer a gente a ellas».

Tanto es así que en 2011 el mismo FBI avisó a los profesores estadounidenses del peligro de asistir a este tipo de eventos. El ‘modus operandi’, siempre el mismo: el investigador recibe una invitación para asistir a una conferencia internacional sin ni siquiera haberla solicitado para presentar un artículo. Los organizadores conectan un ‘pen drive’ al ordenador portátil del profesor y se descargan, sin que este lo sepa, toda la información.

Camelarse a un investigador para que sirva a los intereses de la agencia comienza, a menudo, con un encuentro ‘casual’ durante una de esas conferencias, señala un antiguo empleado de la CIA.

«Yo recluté a muchísima gente en conferencias. Era bueno en mi trabajo y no era tan difícil».

Hacer una lista de las conferencias que se están por celebrar aquí y allí, escoger una y elegir un científico que sea fácil de persuadir, generalmente a uno con el que ya se haya entablado cierta amistad en alguna otra ocasión. El siguiente paso, buscarse una tapadera. Normalmente la del hombre de negocios de una empresa inventada con una página web inventada y tarjetas de visita.

Cuando llega el momento, la agencia de investigación ofrece a su objetivo una nueva vida en Estados Unidos junto a toda su familia. Todos los gastos pagados; incluida la educación de sus hijos.

Así que para los científicos iraníes que desean escapar de su país e irse a Occidente, las conferencias académicas son una buena forma de empezar, reza The Guardian. Y la CIA lo sabe y ha aprovechado al máximo durante las últimas décadas ese filón.

Con el presidente George Bush, el Gobierno de Estados Unidos contó con ‘todo el dinero que hiciese falta’ para retrasar encubiertamente que Irán desarrollase armas nucleares, explica David Albright, fundador del Instituto de Ciencia y Seguridad Internacional de Estados Unidos.

Uno de los programas gubernamentales fue la ‘Operación Fuga de Cerebros’ de la CIA, que pretendía incitar a los científicos nucleares iraníes más destacados del momento a desertar del país.

«Como en aquel tiempo era difícil acercarse a los científicos en Irán, la CIA los seducía para que fuesen a conferencias que se organizasen en el territorio de un país neutral», dice un exoficial de inteligencia a The Guardian.

Incluso después de que el científico aceptase desertar, a veces al final se lo pensaba dos veces y daba media vuelta. «Estás constantemente reclutando de nuevo al mismo tipo», cuenta el mismo exoficial.

Pero una vez que el científico ya estaba bien sentado en el coche de camino al aeropuerto, la CIA se encargaba de todo lo demás: del visado, del papeleo para el vuelo y de mantener informado al resto de agencias de inteligencia aliadas. La agencia se encargaba incluso de sacar de Irán a la esposa a los hijos a los Estados Unidos.

«Aunque no a su amante», como uno de los científicos reclutados por la CIA solicitó, aclara.

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