Pronóstico del FMI: economía de EEUU en fase terminal

Por Javier Benitez

La economía mundial se encuentra al borde de un nuevo colapso financiero. Así lo establece el Informe de Estabilidad Financiera 2018 que el FMI hizo público en Bali en su cumbre anual. Un anuncio que además pone en el centro de la diana a EEUU como el gran perdedor de la guerra comercial que inició el presidente, Donald Trump.

En un lugar donde los tsunamis, los terremotos, y los temporales de fuertes lluvias son moneda común, el FMI decidió reunirse para anunciar el pronóstico de la catástrofe económica que se avecina, y que tendrá en EEUU a uno de sus mayores damnificados por varias razones, y de cuyos orígenes es el único responsable. Y lo peor de todo: el propio presidente de EEUU es el causante de uno de los gérmenes –aunque no quiera admitirlo–, pero sí parece advertir otro de los posibles orígenes de la debacle total.

Los números del informe de la entidad hablan de una deuda mundial que en plata asciende a 182 billones de dólares, y en proporciones, ya apunta a lo bíblico: se sitúa en un 60% por encima del momento en que se produjo la última crisis financiera. El cóctel dantesco ya está servido, y uno de sus ingredientes es la incapacidad de reformar el sistema bancario, que está abriendo la puerta a una crisis financiera a escala global.Y aquí viene uno de los talones de Aquiles que pone de relieve el documento presentado por FMI: los Gobiernos de muchos países, al igual que los reguladores financieros, fueron incapaces de realizar las reformas necesarias para proteger el sistema financiero ante la actividad temeraria de banqueros y asesores en finanzas.

Así, el FMI avisa que pese a las siete subidas consecutivas de tipos de interés realizados en EEUU, el ‘adelantado’ en la normalización de la política monetaria tras diez años de expansión, la Reserva Federal no consiguió acabar con la conducta ¬especulativa en los mercados de activos financieros.

Al respecto, el economista José Luis Carretero Miramar entiende que «estamos en un momento en que no se sabe cuándo, pero se sabe que más temprano que tarde se puede acabar desatando una nueva crisis financiera y una nueva crisis a nivel global. La resolución de la anterior crisis ha sido con alfileres, no ha sido de fondo. Sólo se han paliado los síntomas más graves. Se ha hecho de una manera que lo que hace es profundizar las posibilidades de que la crisis subsiguiente vuelva a aparecer de una manera muy virulenta», avisa el experto.

Mientras, este miércoles, horas después de que Wall Street sufriera su peor jornada en ocho meses, Donald Trump, criticó a la Reserva Federal por continuar con sus aumentos sostenidos de las tasas de interés. «La FED está cometiendo un error. […] Están demasiado ajustados. Creo que la FED se ha vuelto loca» declaró al llegar a Pensilvania para un mitin de campaña, según Bloomberg.

Trump ya había criticado a la FED un día antes por acelerar la suba de los tipos –que hizo pese a que la inflación es mínima–, tras saberse que el rendimiento del bono del Tesoro de EEUU a 10 años llegó a su máximo en más de siete años. «Creo que no tenemos que ir tan rápido. Quiero poder pagar la deuda», dijo el mandatario antes de partir a un evento en Iowa.

Según Bloomberg, la FED planea ampliar la expansión económica de EEUU mediante aumentos monitoreados de las tasas de interés, que podrían provocar un déficit global de liquidez, e intenta ejecutarlo aun con pocos signos de inflación, en parte por una prevista alza en los salarios y los precios a causa del bajo índice de desempleo.

Carretero Miramar remarca que «es evidente que Donald Trump y sus asesores más cercanos se están dando cuenta de que el crecimiento acelerado de tipos de interés por parte de la Reserva Federal puede generar problemas concomitantes a toda su dinámica de guerra comercial, de una economía que parece que va bien, pero que obviamente tiene unos fundamentos muy dañados».

En este sentido, el excongresista republicano Ron Paul afirmó que el reciente salto en los rendimientos de los bonos del Tesoro de EEUU, que llegó acompañado de temores sobre un posible aumento de la inflación, indica que el país avanza hacia una potencial recesión y a un ritmo cada vez más rápido. Auguró que pronto se verá una caída del 50% en el mercado de valores estadounidense.

«Nos estamos acercando terriblemente. Me sorprendería que el año que viene no todos estén de acuerdo con lo que estoy diciendo. […] Cuando se infla la moneda, se distorsionan las tasas de interés, se vive más allá de las posibilidades y se gasta demasiado, tiene que haber un ajuste», protestó el republicano ante la CNBC.Y aunque reconoció que sus previsiones anteriores sobre una recesión no se han cumplido, Paul afirmó que no hay forma de prevenir la siguiente catástrofe económica y que su llegada es sólo cuestión de tiempo.

«Básicamente el problema es que la clase dirigente norteamericana se da cuenta desde hasta qué punto realmente la generación de nuevas burbujas, combinada con la pérdida de mercado, con su incapacidad de hacer aumentar los salarios, con el aumento de los mercados especulativos, están generando una auténtica tormenta perfecta de fondo que en algún momento se va a manifestar. En ese sentido, la economía norteamericana va a ser muy sensible a ello, porque al fin y al cabo básicamente depende también de sus ventas al exterior, de su capacidad de hacer frente de una manera flexible a los nuevos desafíos del mercado, etc», observa Carretero Miramar.

Esta semana en Bali el FMI expuso con claridad los riesgos de una desaceleración económica global. La economía mundial crecerá este año y los dos siguientes en torno al 2,7%, una predicción que rebaja en dos décimas las previsiones de julio. Para la UE, la rebaja de previsiones es de dos décimas este año buscan desnudar una pérdida de pulso en la economía que afectará al empleo y al sistema financiero.

Entre las muchas razones para explicar esta desaceleración que el FMI ha oficializado de hecho, el organismo hace foco en una causa política especial: Donald Trump, por aplicar un «proteccionismo irracional», que no sólo ha contaminado ya al 2,5% del comercio mundial –un daño irá creciendo en los próximos meses–, sino que inoculó un factor de incertidumbre en las relaciones económicas que envenena tanto como los aranceles mismos.Así, el FMI avisó a EEUU que será el gran perdedor de la guerra comercial, al estimar que su economía será la más perjudicada con las barreras arancelarias –tras México y Canadá–, que a medio plazo las decisiones de Trump se volverán contra su país, y que lo que hoy es un crecimiento floreciente, mañana se transformará en desaceleración, y quizá estancamiento. Es decir, pan para hoy, hambre para mañana. Desde el FMI señalan que aunque la amenaza de una crisis global es todavía una hipótesis lejana, será más probable, cuanto más se extienda la disparatada política arancelaria de EEUU.

Para Carretero Miramar la economía de EEUU «a medio y largo plazo muy probablemente enfrentará problemas, tanto por las cadenas de suministros –o por el encarecimiento de las cadenas de valor de grandes multinacionales norteamericanas que tienen que importar determinados elementos para poder vender–, como por el propio hecho de que las exportaciones norteamericanas se van a encontrar con un cuello de botella. Y sobre todo puede que sufran mucho los sectores sociales concretos que han sido la base electoral del propio Donald Trump, porque en gran medida las represalias de otros países se han centrado en esos productores».

«A nadie le interesa ese intento de recomposición de un mundo enteramente norteamericano, y a la propia economía de EEUU le va a ser muy difícil adaptarse a un mercado estrechado, que es al fin y al cabo lo que va a encontrar por medio de esa guerra comercial», sentencia José Luis Carretero Miramar.

Sputnik

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