«La vida de un banquero»

Por: José Eduardo Bogart Hernández, economista

Muchos conocen la trayectoria de éxito de don Alejandro Grullón Espaillat, fundador y presidente ad vitam del Grupo Financiero Popular, un hombre leal, íntegro, gran estratega, filántropo y visionario. A don Alejandro le tocó dirigir el grupo económico más importante de nuestro país, en las tres décadas más turbulentas de nuestra economía.

Muy pocos conocen las angustias y presiones que transcurren en la vida de un banquero. El expresidente del Citibank, George Moore, en un interesante libro titulado “Bankers Life” presenta una visión muy realista de la vida de los hombres que dirigen el denominado sector financiero.

Pocos dominicanos saben lo sacrificada que fue la vida de don Alejandro, especialmente en los momentos de inestabilidad económica que vivió el país.  Recuerdo, que siendo yo Gerente de Banca Corporativa del Banco Popular, don Alejandro y don Pedro Rodríguez Echavarría vivían sometidos a fuertes presiones, de la cuales nosotros, que manejábamos las cien empresas más importantes del país, recibíamos los vestigios, pues don Juan José Arteaga sabía que, en nuestra división, era que el banco tenía el apalancamiento para cubrir desencajes, iliquidez y faltantes de divisas.

La alta gerencia del banco siempre manejó de forma efectiva los recursos de los depositantes, estos recursos se canalizaban hacia aquellos sectores que representaban seguridad y un retorno adecuado, cumpliendo así exitosamente la confianza que el público tenía en el Popular. En épocas de liquidez recibíamos presiones de don Juan José, para colocar recursos en sectores que representaban una garantía con rentabilidad. Naturalmente, este fenómeno ocurrió con poca frecuencia en esa época.

Los momentos de iliquidez fueron los más frecuentes en el sector financiero. En nuestro caso y para la época, las autoridades se veían obligadas a mantener la oferta monetaria de forma restrictiva, para evitar presiones alcistas en la tasa cambiaria.

Las presiones por demanda de recursos para capital de trabajo eran constantes, representaban para don Alejandro y don Pedro uno de los retos más difíciles de lidiar. Cuando se trata de los clientes pasivos (depositantes) había que tratarlos de una forma especial. Don Alejandro sabía que la confianza constituye el factor principal por el cual un depositante se mantiene como cliente de una institución bancaria.

Además de las presiones que recibía don Alejandro como banquero líder del sector, a esto se sumaba una vida social muy activa, la cual manejaba con mucha diplomacia. Para él las relaciones humanas han sido su fuerte y, por supuesto, también su formación académica.  Sin lugar a dudas, la vida de don Alejandro ha sido y es fascinante, unas de sus grandes conquistas fue preparar una generación de banqueros que han mantenido celosamente su legado.

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