Un lucrativo comercio une a los enemigos de la guerra en Siria

En una Siria fragmentada por la guerra en innumerables sectores rivales, verduras, petróleo, sacos de azúcar y otras mercancías cruzan las líneas enemigas gracias a acuerdos entre beligerantes, convertidos en improvisados socios comerciales para embolsarse millones de dólares.

El régimen de Bashar al Asad, los rebeldes que se enfrentan a él, los yihadistas e incluso las fuerzas kurdas, todos establecieron lazos con oscuros hombres de negocios para sacar provecho en los puntos de paso de este lucrativo comercio.

Varias fuentes contactadas por la AFP en las zonas rebeldes -comandantes militares, comerciantes, activistas- confirmaron la existencia de estos «acuerdos» que permitieron a los grupos armados y a los comerciantes -algunos vinculados al régimen- enriquecerse en un país dividido y devastado por siete años de conflicto.

El punto de paso de Morek, entre la provincia de Idlib (noroeste) controlada por los yihadistas de Hayat Tahrir al Sham (HTS) y grupos rebeldes, y la de Hama (centro) en manos del régimen, es tal vez uno de los más emblemáticos. Desde noviembre de 2017 se convirtió en un gran punto de distribución de estas mercancías.

«Cuando hablamos de actividades comerciales entre las facciones y el régimen, este es el principal», dice a la AFP Abu al Hoda al Sorani, que gestiona este paso para el HTS.

Cada día, azúcar, bombonas de gas, piezas de recambio para vehículos llegan desde las zonas gubernamentales a la región de Hama antes de cruzar Morek para entrar en Idlib, según fuentes del puesto de control.

A cambio, verduras, pistachos, ropa o galletas importadas de la vecina Turquía llegan a los sectores prorrégimen.

«El dinero mueve las cosas», agrega Sorani, precisando que por parte del régimen las transacciones están gestionadas por un único hombre de negocios cuyo nombre no menciona.

– «Señores de la guerra» –

Según una fuente en los territorios rebeldes, este empresario al que apodan «Ghowar» paga a las fuerzas del régimen al menos un millón de dólares cada pocos meses por utilizar en exclusividad la ruta que lleva a Morek.

«Es él quien fija los porcentajes pagados en cada puesto de control del régimen en la carretera» hasta llegar al punto de paso, agrega esta fuente, que como otras entrevistadas por la AFP pidió mantener el anonimato por motivos de seguridad.

Del otro lado de Morek, el HTS impone sus propias tasas y monopoliza el comercio de azúcar que aporta mucho dinero, según la misma fuente.

Este comercio es «un hecho consumado, dictado por la situación militar», afirma Basam Abu Abdalá, director del Centro de Damasco de Estudios Estratégicos.

«En Siria, como en todos los conflictos, surgen señores de la guerra. Se crea una red de intereses que une a los beligerantes debido al provecho» que pueden sacar de la situación, explica.

Según el experto Ayman al Desuki, del centro de reflexión Omran, con sede en Turquía, «los pasos generan millones para las fuerzas que los controlan y para los hombres de negocios». «Representan un maná financiero importante para los insurgentes, tras la disminución de la ayuda de los países del Golfo».

En cuando al régimen, «las ganancias obtenidas en los retenes permiten garantizar la lealtad de las fuerzas y de las milicias aliadas que los controlan», agrega.

– «El Bill Gates de Guta» –

Más al norte, también los kurdos y los rebeldes respaldados por Turquía se libran al comercio a pesar de su rivalidad.

El paso de Hamran, en la provincia de Alepo, está controlado por las milicias kurdas de un lado y por un grupo rebelde del otro. Diariamente, hasta 60 camiones-citernas que transportan crudo procedentes de las zonas kurdas llegan a zonas rebeldes donde el petróleo es refinado, afirma un responsable del puesto.

El comercio va también en el otro sentido pero Ankara decide la lista de productos. Así, el fertilizante está prohibido «porque contiene substancias químicas que pueden utilizarse en la fabricación de explosivos. El cemento y el hierro, también porque con ellos se pueden construir barricadas», agrega.

Estos acuerdos existen incluso en las regiones asediadas.

Durante los cinco años de cerco por el régimen a Guta Oriental, cuyos habitantes morían por falta de medicamentos y comida, un único hombre controlaba todo lo que entraba en la zona: Mohiedin al Manfusch, propietario de una fábrica de productos lácteos, según rebeldes y comerciantes locales.

Era el único autorizado a llevar arroz, harina, azúcar y ropa a este exbastión rebelde cerca de Damasco, reconquistado en abril por el régimen, donde estos productos se revendían a precio de oro, según dichas fuentes.

«El régimen autorizaba que algunos productos entrasen por mediación de Manfush. Era su comerciante acreditado, no tenían otra opción que tratar con él», afirma Yaser Delwan, del grupo rebelde Yaish al Islam.

La mercancía llegaba a Guta por el corredor de Al Wafideen, apodado «el paso del millón» en referencia a los exorbitante sobornos pagados por cruzar con los productos.

«Era el Bill Gates de Guta», lanza Abu Haitham, de 55 años, excombatiente rebelde. «Construyó su fortuna con el asedio y el hambre de la gente».

AFP

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

19 + uno =