Confirman existencia de géiseres en la luna Europa de Júpiter

La luna Europa es uno de los lugares más prometedores para la búsqueda de vida extraterrestre.

Europa, una de las lunas de Júpiter que se cree que alberga un cálido océano de agua salada, ha sido considerada por mucho tiempo como uno de los mejores lugares del sistema solar para buscar vida extraterrestre. Ahora, la agencia espacial de Estados Unidos, la NASA, ha confirmado la existencia de geiseres de más de 100 kilómetros de altura en Europa que podrían albergar algún tipo de vida.

Gracias a los datos recopilados por la sonda Galileo de la NASA hace más de dos décadas, los científicos confirman la presencia de estos chorros de agua gigantes que son bastante raros de encontrar (requieren una combinación de agua y calor y casuales cañerías) pero cuya presencia también ha sido descubierta en Encélado o en la misma Tierra.

El estudio, publicado en la revista Nature Astronomy, se suma a la creciente evidencia de que Europa está arrojando sus materiales al espacio. Si se confirma la existencia de estas plumas y están vinculadas al océano de Europa, podrían proporcionar una manera increíblemente directa de explorar la luna en busca de señales de vida, pues no habría que aterrizar en la superficie y perforarla, sino que bastaría con volar a través de la pluma y analizar su contenido.

Los científicos ya están trabajando para hacer justamente eso. El lanzamiento de Clipper de la NASA y de Júpiter Icy Moons Explorer (JUICE) de la Agencia Espacial Europea está programado para principios y mediados de la década de 2020, ambos equipados con cámaras de alta resolución y un conjunto de otros instrumentos sensibles.

«La idea de que Europa pueda tener plumas parece ser cada vez más real, y eso es una muy buena noticia para la exploración futura», dijo Xianzhe Jia, físico espacial de la Universidad de Michigan y autor principal del estudio.

Los resultados de las misiones de Clipper y JUICE, «podrían tener enormes implicaciones», acercándonos a la comprensión de la pregunta sobre si estamos solos en el universo, aclara.

Los científicos han sospechado desde 2012 que Europa podría albergar penachos, después de que el Telescopio Espacial Hubble observara vapor de agua saliendo por encima del gélido polo sur de la luna.

Esta luna de Júpiter está situada a 628 millones de kilómetros de la Tierra
Ninguna nave espacial se ha acercado a Europa desde Galileo, que se precipitó 400 km sobre el «punto caliente» de la luna en diciembre de 1997.

Esa misión tenía una deficiencia grave: la antena más poderosa de la nave espacial no se pudo desplegar después del lanzamiento, lo que limita la cantidad de datos que la nave espacial podría enviar a la Tierra. Sin embargo, los expertos pensaron que si existía una pluma, Galileo podría haber percibido sus firmas con su magnetómetro e instrumentos de ondas de plasma.

Margaret Kivelson, física espacial de la Universidad de California en Los Ángeles, confirmó su corazonada.

Galileo descubrió que el campo magnético de Europa se intensificó y cambió de orientación justo cuando la nave espacial se acercaba más a la luna. Luego, los datos del instrumento de onda de plasma mostraron emisiones inusuales que podrían asociarse con una alta densidad de partículas cargadas. Los resultados no tenían sentido en ese momento, pero son exactamente lo que los científicos esperarían encontrar cerca de un chorro de agua salada a toda velocidad.

Luego, pasaron los datos a través de un sofisticado programa de modelado que comparó las observaciones con lo que los científicos podrían esperar de una pluma de las dimensiones extraídas por el Hubble. Los resultados confirmaron lo esperado.

Europa está compuesta principalmente por silicatos. Posee una corteza de hielo de agua  y un probable núcleo de hierro y níquel y también tiene una tenue atmósfera compuesta de oxígeno, entre otros gases.

Según los expertos, la fuente de la pluma aún no está clara. La teoría predominante es que el agua proviene directamente del océano subsuperficial de Europa y está siendo impulsada hacia arriba por una actividad hidrotermal muy parecida a la que alimenta a los géiseres en la Tierra. Pero el agua podría originarse en otro lugar. Algunos han sugerido que podría haber un lago subsuperficial oculto entre las capas de gruesas capas de hielo de Europa.

Teniendo en cuenta que el comportamiento de las plumas también es impredecible, los investigadores esperan que este documento inspire a otros científicos a seguir mirando las plumas de Europa. Tal vez alguien más encuentre nuevas pistas extrayendo datos de hace años.

Sarah Romero, MuyInteresante

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