Edward Mordrake, el hombre que nació con una segunda cara en la parte de atrás de su cabeza, alrededor del año 1890.
Aunque no podía hablar, la segunda cara era capaz de reír, llorar y hacer ruidos extraños sin el control de Edward. Al parecer, le rogó a los médicos que le eliminara su “Cara de demonio” alegando que le susurró por la noche, pero ningún médico lo haría. Se suicidó a la edad de 23 años.