Guerra antisubmarina: EEUU y Rusia «juegan al gato y el ratón» en el mar Mediterráneo

El nuevo submarino ruso Krasnodar y el portaviones estadounidense «jugaron al gato y al ratón» en el Mediterráneo, escribe Julian E. Barnes, columnista del diario estadounidense The Wall Street Journal. La Armada de EEUU necesita desarrollar la tecnología de guerra antisubmarina debido al aumento de la flota submarina rusa, señala el autor.

A finales de mayo, el submarino ruso Krasnodar abandonó la costa de Libia y se sumergió en el agua «silencioso como un ratón». Pronto apareció en la costa de Siria y lanzó una lluvia de misiles de crucero contra los terroristas de Daesh, grupo proscrito en Rusia y otros países.

El ataque con misiles en Siria impulsó uno de los primeros esfuerzos de EEUU de espiar a un submarino ruso desde la Guerra Fría, observa el autor.

En los días posteriores, el portaviones George H.W. Bush de EEUU, sus cinco buques de guerra acompañantes, unos helicópteros Seahawk MH-60R y unos aviones antisubmarinos P-8 Poseidon, siguieron el submarino ruso, que se dirigió hacia su base en el mar Negro.

El portaviones tenía que seguir el submarino y obtener información sobre sus tácticas y sus características técnicas.

Durante varias semanas, el submarino ruso logró varias veces escaparse de la ‘pesca submarina’, que se convirtió en un verdadero reto para los aliados occidentales en la nueva era de la guerra naval, señala el artículo.

«Un resurgimiento inesperado del desarrollo de submarinos rusos, que se deterioró después de la desintegración de la Unión Soviética, ha vuelto a despertar la rivalidad submarina de la Guerra Fría», opina Barnes.

Según el comandante del escuadrón 70 de helicópteros navales de ataque de EEUU, Edward Fossati, los submarinos rusos se han vuelto más silenciosos, pero el juego del gato y el ratón continúa en condiciones de igualdad debido al desarrollo de tecnologías de detección.

El autor añade que la tripulación del portaviones dispone de un ordenador que analiza el fondo del mar. Además, a bordo del buque había tres oceanógrafos que utilizaban la última ubicación conocida del submarino y los datos del ordenador para señalar en el mapa los lugares donde podía ocultarse el submarino.

Gracias a sus características, el Krasnodar es muy difícil de detectar, por lo que los aliados de EEUU lo bautizaron como Agujero negro.

Aunque los submarinos como el Krasnodar están armados solo con torpedos y misiles de crucero convencionales, representan una amenaza significativa para los portaviones estadounidenses: la herramienta más importante de Estados Unidos para demostrar el poder militar de Washington en todo el mundo, subraya el columnista.

El apoyo del presidente sirio Bashar Asad por parte de Rusia le dio al presidente ruso Vladímir Putin la oportunidad de probar los misiles de crucero a bordo de los nuevos submarinos en los últimos dos años y elevó las apuestas para EEUU y sus aliados, asegura el autor.

Los altos funcionarios de la OTAN afirman que la Alianza debe considerar nuevas inversiones en la flota submarina y la tecnología de la ‘caza’ bajo el mar. Por lo tanto, «las conclusiones de un estudio realizado este año por el Centro para una nueva seguridad estadounidense (….) llamaron la atención de los principales líderes de la OTAN: EEUU y sus aliados no están preparados para un conflicto submarino con Rusia», declara el periodista.

El general Curtis Scaparrotti, el máximo comandante de EEUU y la OTAN en Europa, aseguró, por su parte, que EEUU «sigue dominando el mundo submarino», pero «también debe enfocarse en modernizar el equipo y mejorar las capacidades».

Además, Estados Unidos debería tener en cuenta que Rusia también vende sus submarinos a China, India y otros países, añade el autor.

El 30 de julio, el Krasnodar volvió a salir a la superficie en el Mediterráneo y entró en el puerto de Tartus, donde completó el juego a las escondidas con un portaviones estadounidense. «La misión del submarino resultó ser un éxito: Moscú demostró que es capaz de realizar ataques sin obstáculos en Siria con su creciente flota de submarinos», resume Julian E. Barnes.

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