Por qué nunca te debes disculpar por ser una mujer “agresiva”

Otra vez quedé decepcionada cuando mi última relación, aparentemente prometedora, terminó.

Empecé a escuchar el mismo consejo de personas más cercanas a mí. «Eres demasiado para él», «Eres demasiado agresivo», «Esperas demasiado», «Es tímido, lo asustaste».

Después de escuchar esto una y otra vez de personas que me conocen mejor, hice una seria auto-reflexión.

Aquí está la cosa: no pido demasiado. Me enorgullezco de mi autoconciencia y soy brutalmente honesta conmigo mismo.

¿Soy agresiva por esperar no ser ignorada durante dos semanas cuando está fuera de la ciudad? ¿Por esperar un mensaje a los pocos días de vernos para preguntarme como estoy? ¿Esperar que la relación progrese, si desde el primer momento comenté cuáles eran mis intenciones?

Estoy confiada de lo que tengo para ofrecer, y no lo ofrezco a alguien que cumple a medias. Me niego a jugar. Si me gustas, vas a saber que me atraes. Si quiero verte, te lo diré. Si me estás molestando, puedes apostar tu trasero a que te lo haré saber.

Como mujeres, constantemente nos dicen desde que somos jóvenes que debemos guardar silencio,  ser sumisas y esperar a que las cosas vengan a nosotros. Al diablo con eso. Soy una mujer confiada, y si quiero algo, no dudo en ir tras él.

Una amiga igualmente «agresiva» describió hace poco mis sentimientos de manera directa: «Quiero una gran vida para mí. Quiero todo».

¿Y cómo poder tener esas grandes vidas si constantemente nos dicen que esperemos?

¿Nos piden relajarnos porque somos demasiado? ¿Nos piden no hablar porque podríamos asustar a alguien? No podemos.

Si somos constantemente reprendidas por ser «demasiado», ¿en qué punto todos los demás necesitan ponerse al día y ser más? Los que esperan que las personas sean mejores y que quieran una mejor vida, necesitan dejar de encogerse para hacer que la gente pequeña se sienta cómoda.

Así que no te hagas menos. No te conformes. Si alguien te hace sentir que estás pidiendo demasiado, entonces él es demasiado pequeño para ti. Encuentra a alguien más que valga la pena.

Y no, no escuches a las personas que te dicen que eres demasiado. En cambio, inspíralos a ser más grandes: ser más abiertos, más receptivos, más comunicativos, más honestos.

Construye la vida más grande que puedas imaginar y llénala con personas que ayuden a expandirla.

Nunca, nunca te hagas menos: tú mereces todo.

Vía: PopSugar

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

dos × dos =