Las dolorosas respuestas que tendría China frente a las sanciones de Trump

Al oponerse a las sanciones impuestas por EEUU contra Rusia, China subrayó estar a favor de resolver los desacuerdos interestatales en base del respeto mutuo y a través del diálogo. Pero ¿podrá Washington oír a Pekín?, se pregunta el experto en globalización Michel Chossudovsky.

En su artículo para Global Research, el autor apunta que Washington no se cansa de amenazar con imponer un paquete de sanciones contra Pekín por su apoyo a Pyongyang.

Según varias fuentes chinas, el volumen del comercio entre los dos países a principios de 2017 aumentó en un 37.4% en comparación con el mismo periodo de 2016.

No obstante, al principio, las sanciones estadounidenses no estaban dirigidas contra el gigante asiático, sino contra algunos bancos y empresas que tienen lazos con Corea del Norte.

Y ahora, «tras perder la paciencia», la Casa Blanca está buscando «nuevas medidas para privar a Corea del Norte del efectivo necesario para el programa nuclear», indica.

De esta manera, según Chossudovsky, «Washington está amenazando a Pekín de manera absolutamente inequívoca».

Amenazas encubiertas

China ya ha expresado en numerosas oportunidades su fuerte postura contra el programa nuclear de Corea del Norte. Sin embargo, EEUU exige que renuncie a todas sus relaciones con Pyongyang y se una a Washington en su lucha contra el país ermitaño.

Trump ha concedido seis meses a Pekín para que ponga fin al conjunto de actividades con Pyongyang, imponiendo una serie de condiciones.

«El plazo político ha sido reforzado por las amenazas veladas de que […] se tomen medidas punitivas destructivas que afectarán las exportaciones comerciales chinas a EEUU», sostiene el autor.

Además, Washington amenaza «con imponer altos aranceles a las importaciones de bienes chinos al país norteamericano y suprimir las licencias de empresas chinas para realizar negocios», cita Chossudovsky a la nueva ley de sanciones estadounidense.

Quien siembra vientos…

El experto indica que la Administración de Trump «debe pensar dos veces» a la hora de formular sus amenazas contra China, ya que «estas medidas inevitablemente golpearán la economía del propio EEUU».

«China no depende de las importaciones estadounidenses. Por el contrario. EEUU es un país cuya economía se basa en importaciones. Es un país con una base industrial débil, que fuertemente depende de las importaciones chinas», explica.

A juicio de Chossudovsky, en el caso de que Pekín reduzca de manera significativa las exportaciones de productos básicos a EEUU, este último se enfrentará a un «colapso de la economía de consumo, al caos económico y financiero».

Recuerda que una gran parte de todo lo que se vende en EEUU, incluidas las marcas líderes, llevan la etiqueta ‘Made in China’.

Crecimiento basado en importaciones

Las importaciones de China son un negocio altamente rentable debido a que el precio de los productos vendidos en EEUU suele superar el de venta a la puerta de fábrica en hasta diez veces.

«El déficit comercial de EEUU en las relaciones con China funciona como un impulso para la economía basada en el consumo y que en gran medida depende de los productos con la etiqueta ‘Made in China'», profundiza el autor.

Las importaciones de bienes chinos superan los 462.000 millones de dólares y operan a través de numerosos márgenes de venta al por mayor y al por menor que aumentan el coste final. Esto, por su parte, contribuye a un ‘crecimiento’ importante del PIB estadounidense, y sin la necesidad de producción de bienes nacionales.

«Los negocios estadounidenses ya no necesitan producir nada», afirma Chossudovsky.

Esto se debe a que numerosos sectores industriales enteros han sido cerrados y ‘transportados’ a los paraísos fiscales de los países en desarrollo, con mano de obra barata, prosigue su explicación.

Sin embargo, en la actualidad China «se está convirtiendo cada vez más en un competidor y un gran exportador en una variedad de sectores de alta tecnología», enfatiza el autor.

Quien ríe último, ríe mejor

«Al resumirlo todo, se puede afirmar que este tipo de chantaje económico por parte de la Administración de Trump contra China no funciona. Está fracasando», apunta el autor.

A su juicio, no se puede excluir que Pekín pueda en algún momento en el futuro responder a las amenazas estadounidenses con imponer sanciones económicas contra Washington.

A corto plazo EEUU no puede renunciar a las importaciones de productos chinos, ya que «sería un suicidio económico». Asimismo, los políticos chinos se dan cuenta de que la economía estadounidense se encuentra en situación de dependencia de con respecto a lo ‘Hecho en China’.

«Con un mercado interno de más de 1.300 millones de personas, junto con un mercado de exportaciones mundial, las veladas amenazas de EEUU no serán tomadas en serio por Pekín», concluye.

 

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