Establecen el motivo real que se oculta tras la enemistad de EEUU hacia Rusia

Cuando se trata de Rusia, los políticos estadounidenses se vuelven histéricos, escribe el analista económico Ernst Wolff.

En su artículo para el medio alemán Telepolis, Wolff apunta que EEUU atribuye cualquier acontecimiento negativo al país eslavo o a su presidente, Vladímir Putin.

«Ya se trate del accidente de avión en Ucrania, la manipulación de las elecciones en EEUU o el dopaje en las competiciones deportivas internacionales, los políticos y medios estadounidenses señalan a Rusia de inmediato», expresa Wolff.

«Cuando el dólar comience a desmoronarse, todo el mundo querrá invertir en rublos, yuanes, oro»

Justo después de la Segunda Guerra Mundial, cuando los nazis fueron derrotados por la URSS junto con los aliados, EEUU cambió su actitud hacia el país soviético y abrió un nuevo periodo de enfrentamiento en las relaciones conocido como Guerra Fría.

Además, prosigue Wolff, quienes tuvieron la ‘osadía’ de «soltar alguna palabra positiva acerca de la Unión Soviética acabaron perseguidos durante la época del macartismo y catalogados como ‘amigos del comunismo'».

Nuevo sistema financiero: la dictadura del dólar estadounidense

Tras la Segunda Guerra Mundial, EEUU surgió como la mayor potencia económica y militar. En el marco de los acuerdos de Bretton Woods de 1944, la moneda estadounidense se estableció como la divisa de referencia mundial.

«Había tan solo una nación económicamente importante que no se sometió a los dictados del dólar estadounidense: la Unión Soviética», profundiza Wolff.

Asimismo, las autoridades «se aseguraron de que sus Estados satélites —los países del llamado bloque oriental— se mantuvieran lejos» de los acuerdos de Bretton Woods.

De esta manera, más de una sexta parte del mundo «quedó privada de la influencia del dólar y de las exportaciones ilimitadas de los bienes de EEUU». Esta fue la razón por la que Washington declaró enemigo a su antiguo aliado, demonizándolo con la ayuda de los medios.

Wolff destaca que la industria armamentística de EEUU también contribuyó al cambio de rumbo: gracias a su ayuda durante la Segunda Guerra Mundial, Washington se convirtió en una «potencia económica de primera clase».

EEUU necesitaba también una imagen adecuada del enemigo, de manera que el rechazo de Moscú a aceptar los acuerdos de Bretton Woods fue un buen pretexto para seguir demonizando a la URSS.

Objetivo de EEUU: revertir la era del fin del dólar

No obstante, después de la disolución de la URSS en 1991 y la desintegración del bloque socialista, la situación cambió de nuevo, continúa Wolff. Los activos estadounidenses inundaron el mercado de Europa oriental sin enfrentarse a ninguna restricción, lo cual eliminó la necesidad de mantener la imagen del enemigo.

«Pero a medida que pasaba el tiempo, los nuevos líderes rusos comenzaron a perseguir sus propios intereses y dejaron de bailar al son del capital estadounidense», subraya el periodista alemán.

Paralelamente, la economía de EEUU sufrió un desplome progresivo a causa de la transferencia de empleos al extranjero, además de las especulaciones dentro del sector financiero.

Así, cuando los primeros países expresaron su voluntad de alejarse de la influencia de EEUU, Washington reaccionó con una dureza feroz. El plan de Sadam Husein de vender petróleo en euros —y dejar atrás el dólar, como se había hecho hasta entonces— fue «contestado con una declaración de guerra, y el propio líder iraquí acabó en la horca».

El plan de Muamar Gadafi de introducir un dinar norteafricano basado en el patrón oro resultó en la devastación de Libia y en el asesinato del propio Gadafi.

«La razón de esta reacción extrema consiste en que el dólar sigue siendo el pilar más importante de la supremacía global de EEUU», sostiene Wolff.

Por lo tanto, Washington está «luchando con todas sus fuerzas contra cualquier intento de limitar la influencia de su moneda». Y de ahí surge la razón del fuerte incremento del odio hacia Rusia en los últimos años.

Moscú y Pekín firmaron en 2014 un acuerdo energético de gran envergadura, basado en el yuan. De esta manera, Rusia y la ahora poderosa China establecieron un precedente que, a los ojos de EEUU, podría poner en peligro la prosperidad del mundo, además de alentar a que otros países también pusieran fin a la dictadura del dólar, escribe Wolff.

«Dado que el sistema financiero de EEUU se encuentra actualmente ante la mayor de las dificultades (…), no cabe esperar una disminución del odio hacia Rusia», concluye.

 

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