El juicio que puede acabar con la presidencia de Temer, en fase de votación

El juicio que podría acabar con la presidencia de Michel Temer entra este miércoles en su segundo día de debates, tras unos alegatos inaugurales que expusieron los vicios de la democracia brasileña.

El juez del Tribunal Superior Electoral (TSE) a cargo del caso, Herman Benjamin, dará a conocer su voto, que se espera favorable a la invalidación de los comicios de 2014 en los que resultó reelecta la fórmula Dilma Rousseff (PT, izquierda)-Michel Temer (PMDB, centroderecha).

La supervivencia política del mandatario, que asumió el poder el año pasado tras la destitución de Rousseff, pende de un hilo desde que hace tres semanas se viera implicado en un escándalo de corrupción y la Corte Suprema le abriera una investigación.

Con todas las miradas puestas ahora en el TSE, el tribunal seguirá juzgando a partir de las 9h00 locales (12H00 GMT) si la campaña de la fórmula ganadora en 2014 cometió abusos de poder político y económico, y si se benefició de la financiación ilegal procedente del megafraude de Petrobras.

Después de Benjamin, los otros seis magistrados del tribunal emitirán su voto. Aunque está previsto que el TSE finalice su juicio en una doble sesión el jueves, muchos analistas estiman que el proceso podría prolongarse semanas por un pedido de ‘vista’ (suspensión) de alguno de los jueces.

El proceso, que hasta hace poco parecía condenado al fracaso, cobró relevancia desde que el pasado 17 de mayo saliera a luz una grabación en la que Temer parece avalar el pago de un soborno.

El escándalo, suscitado con la delación premiada de ejecutivos del gigante cárnico JBS, disparó los llamados a que renunciara y los de ‘impeachment’ contra el presidente, acusado por la fiscalía de presunta corrupción, organización criminal y obstrucción a la justicia.

Varios ministros de Temer ya se vieron implicados en la operación anticorrupción Lava Jato, que llevó a la cárcel o sentó en el banquillo a decenas de empresarios y políticos de casi todos los partidos, creando desazón y hastío entre los millones de brasileños.

– «Velar por la soberanía del voto popular» –

El juez Benjamin expresó el martes su deseo de que este juicio sirva para mejorar un sistema contaminado por la compra de votos de parlamentarios y de que la campaña presidencial de 2018 «tenga controles más estrictos».

Instó asimismo a «velar por todo lo que tenga que ver con la soberanía del voto popular».

Ante los cuestionamientos de una judicialización de la política, el magistrado afirmó que las dictaduras anulaban los mandatos «de quienes defendían la democracia», en tanto que el TSE anula mandatos de los que están «en contra de la democracia».

Las denuncias ante el TSE fueron presentadas en 2014 y 2015 por el derrotado PSDB (centroderecha) hoy, paradójicamente, el principal aliado del partido de Temer.

«No es posible que el presidente Temer pague la cuenta de la historia de la corrupción en Brasil», manifestó Gustavo Guedes, uno de los abogados del presidente, convencido de que será absuelto.

Si el TSE decidiera anular la elección, deberá determinar si la pérdida del mandato es inmediata o si Temer puede permanecer en el cargo hasta agotar todos los recursos legales.

– Preocupaciones fuera del TSE –

Aferrado al cargo, el mandatario se presenta como garantía de continuidad de las reformas promercado con las que espera sacar a Brasil de la peor recesión de su historia. Y, aunque el martes permaneció en silencio, este miércoles tiene dos actos de gobierno previstos en agenda.

A pesar de que trata de proyectar una imagen de normalidad, Temer tiene varios frentes abiertos. Por el lado judicial, la fiscalía puede denunciarlo formalmente en base a las declaraciones y pruebas proporcionadas por los ejecutivos de JBS.

Temer ganó tiempo en esa investigación a manos del STF y tiene de plazo hasta el viernes por la tarde para responder a un interrogatorio con 82 preguntas que debía haber realizado el martes.

Por el lado político, Temer vive bajo la amenaza de la posible salida de la coalición gubernamental del PSDB, en función del juicio en el TSE.

Y el entorno del mandatario está especialmente en alerta por una posible declaración premiada de uno de sus hombres de confianza, el exdiputado Rodrigo Rocha Loures, detenido el sábado en Brasilia.

Si Temer cayera, la Constitución dice que el Congreso debe elegir al nuevo presidente en un plazo de 30 días, para completar el mandato hasta finales de 2018.

Con decenas de legisladores investigados por corrupción, miles de brasileños piden en las calles que el desenlace de esta nueva crisis se resuelva en las urnas.

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