LONDRES — El Gobierno británico ha protestado ante la Administración estadounidense por la divulgación sin previo aviso de datos confidenciales sobre el atentado perpetrado el 22 de mayo en el principal pabellón de conciertos de Mánchester, en el norte de Inglaterra.
La ministra del Interior, Amber Rudd, expresó en público su «irritación» por la filtración a los medios estadounidenses de información sobre la naturaleza del ataque y la identidad del suicida que los servicios de Inteligencia de Reino Unido habían transmitido a sus homólogos en EEUU.
«La Policía británica dijo claramente que quería controlar el flujo de información para proteger la integridad operacional, el elemento sorpresa, así que es irritante si se difunde por otras fuentes y yo he sido muy clara con nuestros amigos de que esto no debe suceder de nuevo», declaró en una entrevista con la BBC.
Agencias de noticias de EEUU identificaron a Salman Abedi como el autor material del atentado suicida en el Manchester Arena, que causó 22 muertos y 59 heridos hospitalizados.
Los mismos medios avanzaron poco antes que el ataque se perpetró mediante la detonación de explosivos en la salida del concierto de la artista estadounidense Ariana Grande.
«Los servicios de Inteligencia están investigando pistas para asegurarse de que tienen toda la información y reducir el riesgo necesario para mantenernos a salvo», añadió la ministra conservadora a la emisora de radio estatal.
Las autoridades valoran si Abedi, británico de 22 años y padres libios, pertenecía a una célula terrorista preparada para atacar de nuevo.
El nivel de alerta se ha elevado al máximo punto de «crítico» en señal de que un atentados puede ser «inminente».
Al mismo tiempo, en otra medida excepcional, el Gobierno ha autorizado a 5.000 efectivos del Ejército a patrullar y vigilar las calles, enclaves y eventos del Reino Unido.