Cómo un artefacto invisible ruso puede destruir a ‘enjambres de drones’ estadounidenses

El Ministerio de Defensa de Rusia anunció el 21 de marzo el inicio de ejercicios militares a gran escala de las tropas de defensa aérea, en el sur del país.

Las maniobras contarán con la participación de más de 2.000 militares, además de toda la gama de los medios de defensa aérea —desde los sistemas antimisiles portátiles 9K38 Iglá hasta los sistemas pesados de largo alcance S-300V4—.

Según el Ministerio, los ejercicios se centrarán en disparar contra blancos de pequeño tamaño que simulan ser vehículos aéreos no tripulados —UAV— de un enemigo potencial.

Muchos países ya llevan años utilizando drones en las guerras, a la par de la aviación tripulada. No obstante, hasta el momento los drones militares no se han enfrentado a los sistemas de defensa aérea modernos.

Blanco fácil

Los aviones militares no tripulados que gozan de mayor fama en los medios y las películas de Hollywood son la aeronave de vigilancia aérea Northrop Grumman RQ-4 Global Hawk y el vehículo aéreo de combate General Atomics MQ-9 Reaper, también conocido como Predator B.

Estos drones son capaces de permanecer en el aire durante más de un día y funcionar a una distancia de miles de kilómetros de su operador.

Los MQ-9 y su predecesor NQ-1 Predator, se utilizan activamente en Afganistán e Irak, donde lanzan ataques contra los terroristas con misiles guiados. Las Fuerzas Armadas de EEUU cuentan con cientos de tales sistemas de inteligencia, así como con miles de drones menos complejos.

Altos oficiales de EEUU han apuntado en reiteradas ocasiones que los aviones no tripulados serán la principal apuesta en los conflictos armados del futuro, debido a sus numerosas ventajas.

En primer lugar, su fabricación es más fácil y menos costosa que la de cazas y bombarderos modernos. En segundo lugar, el operador de un dron se encuentra a miles de kilómetros del campo de batalla y gestiona el movimiento con un sistema de control con joystick. En tercer lugar, la capacitación de un operador va a costar mucho menos que el entrenamiento de pilotos.

Sin embargo, los drones de ataque también tienen desventajas serias. Según explicó a Sputnik el experto militar Mijaíl Jodarénok, el uso de estos drones en un conflicto armado hipotético sería un «desperdicio de aparatos costosos».

Así, por ejemplo, los sistemas de defensa aérea de Rusia —S-300 Favorit y S-400 Triumf— están destinados a acertar en cualquier tipo de blanco aerodinámico, por lo tanto, los aviones militares no tripulados no representan ninguna amenaza para ellos.

«El Global Hawk y el Reaper tienen una superficie reflectante de gran tamaño, lo cual permite que el radar los detecte a grandes distancias», profundizó Jodarénok.

Además, el experto agregó que la baja velocidad y la falta de medios de guerra electrónica los convierte en blancos fáciles para los misiles antiaéreos.

‘Moscas peligrosas’

A juicio de Jodarénok, los aviones de ataque tripulados son una mayor amenaza debido a su alta velocidad, mejor equipamiento y capacidad de operar en condiciones de interferencia activa.

Sin embargo, enfatizó que los drones se están mejorando paulatinamente, por lo que es posible que en un futuro planteen una grave amenaza para cualquier sistema de defensa aérea.

«Los estadounidenses llevan muchos años trabajando exitosamente en el concepto del ‘enjambre de drones’, que presupone un uso masivo de aviones no tripulados de tamaño pequeño de varias configuraciones y designación», explicó Leonid Ivashov, presidente de la Academia de Problemas Geopolíticos.

Detalló que el Pentágono planea convertir este concepto en su principal fuerza de ataque. Asimismo, será bastante difícil para los sistemas de defensa aérea hacer frente a tal ‘enjambre de drones’.

El medio estadounidense The National Interest publicó en octubre de 2016 un material sobre las últimas pruebas de un ‘enjambre’ de los Perdix —drones de vigilancia y ataque de bajo costo, diseñados para hacer frente a las defensas aéreas enemigas—.

«Estos vehículos aéreos no tripulados son desechables y capaces de volar a baja altura, como activo para vigilancia. Se pueden usar muchos de ellos en los bombardeos de saturación», informó William Roper, director de la Oficina de Capacidades Estratégicas del Pentágono.

Además, el molde exterior de los Perdix está creado con impresión 3D para permitir una rápida producción y bajos costos. Se planea que los drones despeguen desde los cazas F-16 y F-18.

La idea ya ha sido parcialmente adoptada y modificada por Daesh —organización terrorista proscrita en Rusia y otros países—. Los extremistas colocan bombas caseras en los cuadricópteros ordinarios, adquiridos en internet. El dron se detiene sobre el objetivo y lanza la carga por orden del operador.

«Son armas muy peligrosas por varias razones. Tienen pequeña superficie reflectante y capacidad de volar a bajas alturas con sobrecarga. Además, disparar contra un ‘enjambre de drones’ es lo mismo que lanzar ataques contra una bandada de gorriones», enfatizó Jodarénok.

Toma de control

David Perkins, general del Comando de Doctrina y Entrenamiento del Ejército de EEUU, contó al público de un simposio en EEUU que uno de los aliados del Pentágono había utilizado un misil antiaéreo de 3.4 millones dólares para destruir a un dron de 200 dólares.

Según Jodarénok, las armas más eficaces contra los drones —tanto grandes como pequeños— son los sistemas de guerra electrónica.

«Lo más importante no es derribar al dron sino destruir el canal de comunicación con el operador o al menos obstaculizar la navegación del aparato», apuntó el experto.

Las Fuerzas Armadas de Rusia disponen de este tipo de sistemas. El conjunto de sistemas de guerra electrónica Krasuja es capaz de eliminar a los satélites espías y radares tanto terrestres como aéreos, además de interrumpir e interceptar los sistemas de control de los drones enemigos.

Las características técnicas de Krasuja son clasificadas pero según varias fuentes, pueden operar a distancias de hasta 300 kilómetros, lo que supera el alcance de los misiles estadounidenses Hellfire —la principal arma de los drones de ataque de EEUU—.

De esta manera, probablemente un ‘enjambre de drones’ dejaría de funcionar en su totalidad debido a que los aviones no tripulados modernos —incluidos los más avanzados Global Hawk y Reaper— no están equipados con sistemas electrónicos de protección.

Los drones estadounidenses ya tuvieron la oportunidad de hacer frente a los sistemas de guerra electrónica modernos. El 4 de diciembre de 2011, los militares iraníes lograron ‘desviar’ a un dron furtivo RQ-170 Sentinel de EEUU de su ruta y aterrizarlo en una de las bases aéreas de Irán.

Serguéi Chémezov, director de la corporación de tecnologías Rostec, admitió el 12 de marzo de 2017 que el país eslavo había desarrollado sistemas capaces de destruir físicamente los equipos de control a bordo de los drones enemigos.

«Rostec creó un sistema de guerra electrónica con el cual se pueden estropear los aparatos de control de drones. Los equipos de a bordo ‘se queman’, y el dron se convierte en un pedazo de hierro», explicó.

Fuente: Sputnik 

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