Expertos afirman que Rusia recupera su supremacía en el Mar Negro

Rusia sacó conclusiones correctas de las operaciones del Ejército de EEUU de las últimas décadas y, recurriendo a los métodos poco costosos, logró recuperar sus posiciones en el Mar Negro, escriben los expertos en temas internacionales, Bleda Kurtdarcan y Barin Kayaoglu.

En su artículo para The National Interest los autores apuntan que mientras las actividades chinas en el Mar del Sur de China «le dan dolores de cabeza a Washington», Rusia «desafía la posición de la OTAN» en el Mar Negro, sobre todo, respecto al segundo Ejército más numeroso de la Alianza —Turquía—.

«[Las actividades de Rusia] implican el fin de la superioridad naval que Ankara había establecido en el Mar Negro, el Mar Egeo y el Mediterráneo oriental después de la Guerra Fría», detallan.

De esta manera, la estrategia de antiacceso y de negación de área de Rusia —A2/AD— podría ser «una terrible amenaza» para Turquía en el caso de que se produjera «una crisis similar a la de noviembre de 2015».

Cómo Rusia defiende sus fronteras en el Mar Negro

El ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú, anunció en mayo de 2014 un programa de acumulación naval de 2.43 mil millones de dólares, recuerdan los autores. El plan incluía el despliegue de nuevos sistemas de defensa aérea en tierra en 2020, además de submarinos para reforzar la flota del país en la región.

El presidente ruso, Vladímir Putin, indicó en marzo de 2015 que Moscú había desplegado los sistemas de defensa antimisiles costeros Bastión en Crimea. Asimismo, según medios rusos, el S-400 Triumf —sistema de defensa antiaérea más avanzado— había sido posicionado en la península con el fin de aumentar «las capacidades de defensa aérea formidables» de los sistemas antiaéreos S-300V4 y Pantsir S.

«La restauración de los búnkeres de la era soviética y la reanimación de las estaciones de radares de alerta temprana, junto con el despliegue de los equipos de guerra electrónica de alta tecnología, han transformado Crimea en el epicentro de una zona casi impenetrable», subrayan.

Los autores citan al jefe del Estado Mayor de Rusia, Valeri Guerásimov, que afirmó en septiembre de 2016 que el país eslavo «había recuperado la supremacía en el Mar Negro, cedida a Turquía a finales de los años 1990». El general también agregó que «la flota del Mar Negro de Rusia puede —y ya ha demostrado esta capacidad suya— destruir la fuerza anfibia de un enemigo potencial, a partir de los puertos de embarque».

A unos 1.000 kilómetros al sur, frente a la costa de la ciudad portuaria siria de Tartus, la escena es prácticamente la misma, prosiguen Kurtdarcan y Kayaogli. El grupo de batalla encabezado por el portaviones Almirante Kuznetsov se despliega bajo «la égida de una impresionante colección de misiles de crucero terrestres de largo alcance antibuque Bastión, los sistemas de misiles tierra-aire S-300 y S-400, y los misiles de crucero lanzados desde al aire.

«En caso de conflicto en el mar Negro un buque de EEUU sería destruido en dos minutos»

La tierra, más importante que el mar

Los rusos construyen sistemas de antiacceso y de negación de área basados en tierra para apoyar sus flotas navales por una buena razón, admiten. Así, su estrategia naval se caracteriza por el despliegue de sistemas de misiles y de defensa costera que disponen de todas las potencias de una flota naval pero carecen de sus vulnerabilidades, reconocen los autores.

De esta manera, continúan, en un hipotético enfrentamiento militar táctico en los litorales «los sistemas de misiles terrestres y tierra-aire pueden reforzar la potencia de fuego de la flota de manera rentable o golpear al enemigo dando a la flota del estado costero la oportunidad de comprometerle en condiciones más favorables».

La capacidad de una flota de controlar el mar, proyectar su fuerza y alcanzar objetivos terrestres «está severamente obstaculizada en regiones litorales». Esto se debe a que en tales zonas una flota requiere de una concentración mayor y costosa.

«Este problema es aún más urgente para una flota como la de Turquía, cuyos puertos y litorales están dentro del alcance de las armas rusas», enfatizan.

Mientras tanto, el presidente de Rusia Vladímir Putin reiteró en repetidas ocasiones que Rusia no busca enemigos ni representa una amenaza para nadie. Su único objetivo es garantizar la seguridad de Rusia, defender al país y a su pueblo.

 

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