Los ‘cachorros’ del Estado Islámico, listos para atacar

Un fallo en el detonador evitó nuevamente la tragedia. El chivatazo de un transeúnte que notó algo sospechoso fue proverbial para poner sobre la pista a la policía, que detuvo al niño de origen iraquí, aunque nacido en el la misma Ludwigshafen. El chaval de 12 años había sido «fuertemente radicalizado» a través de las redes sociales por el Estado Islámico (IS por sus siglas en inglés), que se ha volcado en los últimos meses es la captación de los así llamados «cachorros del califato» (Ashbal al-Khilafa).

Toda la atención se ha centrado hasta ahora en el adoctrinamiento de los niños en los campamentos del IS. Los menores se utilizan como carne cañón: se estima que más de 300 han muerto en acciones de guerra y en atentados suicidas. Ocasionalmente participan en ejecuciones públicas y ofician incluso como verdugos en las decapitaciones o en los fusilamientos, según una serie de vídeos de propaganda difundidos este mismo año por el IS.

La mayoría de ellos son iraquíes y sirios, muchas veces huérfanos de guerra, aunque a lo largo del año ha aumentado la proporción de menores de origen yemení y marroquí. Entre ellos hay también aspirantes a «yihadistas» europeos: la Quillian Foundation estima que unos 50 niños de nacionalidad británica están en manos del Estado Islámico.

El IS ve en ellos no solamente la «próxima generación» de yihadistas, sino también un «arma» con el que golpear directamente objetivos en las capitales europeas, donde se ha extendido la alerta ante la posibilidad de atentados a manos de los «cachorros» del Estado Islámico.

«Lo que hacen para adoctrinarlos y adiestrarlos para atentados suicidas es totalmente despreciable», advierte el coronel norteamericano John Dorrian, al frente de la coalición contra el IS, en declaraciones a The Independent. «Su visión apocalíptica de la sociedad se extiende allá donde ganan control: están creando un auténtico problema generacional con su ideología venenosa».

Según Dorrian, parte del adiestramiento consiste en el uso de una aplicación en la que los niños se familiarizan con el uso de granadas y explosivos, y en la que son «recompensados» si son capaces de perpetrar ataques simulados contra edificios emblemáticos en las capitales occidentales, como el Big Ben, la torre Eiffel o la Estatua de la Libertad.

«Estamos obviamente muy preocupados por lo que están aprendiendo a través de estas aplicaciones y ante la posibilidad de que los niños comentan atentados en la vida real», advierte el coronel Dorrian. La amenaza de nueva ola de ataques de terroristas a manos de menores se hace cada vez más real: diez adolescentes fueron detenidos en Bélgica a primeros de diciembre, acusados de planear un ataque con explosivos contra otro mercado navideño.

El reclutamiento infantil es la nueva línea estratégica del IS

Las autoridades británicas han recibido órdenes de reforzar la vigilancia en los mercados navideños de todo el país y han reclamado la máxima colaboración de comerciantes y transeúntes ante la presencia de paquetes sospechosos. La máxima vigilancia se ha extendido también a los centros comerciales y a las estaciones de transporte, tras la detención a finales de octubre de un joven de 19 años que depositó un paquete sospechoso en un vagón de metro en las inmediaciones del O2 Center de Greenwich. La alerta antiterrorista se ha elevado desde entonces al segundo máximo nivel: riesgo «severo» de atentados.

El cambio de estrategia de IS, con el reclutamiento de «yihadistas» cada vez más jóvenes, ha disparado las alarmas en los otros países europeos, incluida España. El pasado mes de noviembre fueron detenidos en Ceuta tres hombres y dos mujeres, de nacionalidad española, acusados de reclutar jóvenes y niños, siguiendo las directrices del Daesh [acrónimo en árabe del Estado islámico].

El reclutamiento infantil es la nueva línea estratégica del IS para seguir captando adeptos en los países occidentales, dada la facilidad para convertir a los menores en «elementos terroristas convencidos». Los integrantes de las células desactivadas en noviembre y febrero de este mismo año habían creado, según Interior, «una red de captación y adoctrinamiento salafista muy enraizada y activa en la ciudad de Ceuta y en comunicación permanente con los combatientes del Daesh en Siria».

Ceuta figura precisamente en cuarto lugar -tras Bruselas, Londres y Amberes- en el mapa de «puntos calientes» de reclutamiento del IS en el ciudades europeas, elaborado por el Centro Para Combatir el Terrorismo (CTC) de la academia militar norteamericana de West Point.

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